Luz

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Un Cabildo abierto”. Así define Sofía al piso recoleto que habita hace ya siete años y por donde transitan con total libertad todos sus amigos, conocidos y afectos. Y los de sus hijos, Helena (7) y Dante (año y medio). Y los de su marido, el músico y padre del pequeño, Julián Della Paolera. Y sin embargo, a contramano de lo que cualquiera pudiera suponer, lo que más impacta del transitado departamento es su orden. Estamos en el living principal, donde conviven los peluches de Dante con los vinilos de Sofía, prolijamente apilados en un mueble bajo, de estilo escandinavo. Trans-Europe Express, de Kraftwerk, y Back to black, de Amy Winehouse, son alguno de los álbumes que asoman por ahí, mientras que una larga seguidilla de películas de Brian De Palma (sí, los DVD’s están ordenados por director, ¡con etiqueta y todo!) lo hacen en la biblioteca central. Y ahí está Sofía, enfundada en un chupín rosa y una remera blanca, eligiendo la música que nos acompañará y riéndose de su obsesión por mantener la pulcritud de sus objetos fetiche.
Hija de la archi-famosa Moria Casán, la joven podría competir con su madre en un concurso de locuacidad y el premio sería de lo más peleado. Habla rápido y de corrido. Ríe. Piensa unos segundos y arremete nuevamente. La excusa para esta charla es Confesiones de mujeres de 30, la reconocida obra de monólogos que encabeza en el Teatro Picadero junto a sus colegas Julieta Cayetina y Tamara Pettinato. >>

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“Todavía no sé cómo logré salir del pozo”
 

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