Dolly Walsh
Pastelera
Mamá por seis, Dolly tuvo una verdadera epifanía cuando su hija del medio, todavía adolescente, fue diagnosticada como celíaca. “¿No voy a poder comer nunca más todo eso que me gusta?”, fue la reacción de la joven y ahí nomás la madre tomó cartas en el asunto. Se anotó en la carrera de chef profesional en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) con un claro objetivo en mente: la pastelería. “Fue un largo camino de aprendizaje, impulsado por el amor y también por el tesón ya que no fue nada fácil sumergirme en ese nuevo mundo. Se trató, en definitiva, de una valiosa inversión de tiempo, lágrimas y dinero”, recuerda hoy, convertida en una auténtica especialista en la materia. Instalada hace ocho años en Bariloche, brinda seminarios en el país y el exterior además de haber condensado sus principales recetas y trucos en el libro Pastelería casera sin gluten (Grijlabo). “Hace 15 años la única golosina para celíacos en el mercado era el Mantecol o los helados de agua y en eso sin dudas que se avanzó mucho. Pero esto recién empieza, falta mucho por hacer en el plano legislativo y también en el educativo”, comenta antes de rematar: “No hay que pensar al ‘sin TACC’ como una moda sino como lo que es: una alimentación más sana. Las harinas blancas con gluten son perjudiciales para la digestión y para el sistema cardiovascular y deberíamos empezar a abandonarlas, seamos o no celíacos. Estas recetas intentan ser eso, una tentadora herramienta de cambio”. -Pablo Steinmann.
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