«La final fue genial, pero ya en los cuartos estábamos felices, conscientes de que era algo histórico. Cuando ganamos contra Alemania teníamos la medalla de Plata asegurada pero la realidad es que no decíamos “bueno, ya está, jugamos y vemos que pasa”. Ahí ya queríamos todo. Era tanta la confianza y la unión del equipo que deseábamos llevarnos el Oro».
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