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01/06/2017

Esteban Lamothe: Sus deseos tras la separación

Por Fernando Gómez Dossena | Acaba de separarse de Julieta Zylberberg, su pareja por diez años y madre de su hijo Luis Ernesto. Flamante galán de Las estrellas (El Trece) habla acá de todo lo que espera y anhela para el futuro próximo.

A nivel personal está pasando una de las semanas más turbulentas de estos últimos años. A sus 40 años acaba de separarse, luego de una década en pareja, de la también actriz Julieta Zylberberg (madre de su hijo Luis Ernesto de 4). A pesar de ser un actor que se rehúsa bastante de la exposición, decidió enfrentar el tema y contarle a LUZ cómo está transitando este complicado momento. De todas formas, no todo es triste en la vida de este galán de General Villegas, ya que la semana pasada debutó como pareja de Celeste Cid en la tira Las estrellas, la apuesta de El Trece del prime time.
-¿Qué te interesó de la propuesta de Las estrellas?
-En realidad iba a participar de un unitario, pero Adrián Suar terminó convocándome para este programa. Lo cierto es que me gustó el elenco y me pareció que todavía me podía bancar el ritmo de una tira diaria por un año más.
-¿Cómo aguantás ese ritmo?
-Tengo 40 años recién cumplidos y creo que puedo hacerlo, también existen momentos en la vida para ir para adelante y este es mi momento. Hay que aprovechar las oportunidades.

«La decisón fue mutua, de común acuerdo, con mucho amor y cariño, por supuesto. Se dio todo sin quilombos en el medio y tampoco sin terceros en discordia».

-¿Tenés ganas de tomarte un año sabático?
-No, porque soy bastante hiperkinético. Encima no tuve vacaciones porque durante el verano nos mudamos así que seguro a mitad de año el cuerpo me pase factura. La cuenta va a llegar en algún momento (risas).
-¿Qué hacés cuando tenés tiempo libre?
-Organizo las fiestas Rucho.
-¿Qué son?
-Es un festival de música inclusivo, digamos, de hip hop e indie rock que armo con mi hermano Manolo. Busco las bandas, configuró el line up, hago todo, digamos. Estoy metido en el mundo del rock. También estoy terminando un guión que voy a dirigir en algún momento.
-¿Por qué le pusieron Rucho?
-Así me dice mi círculo más íntimo (risas). Me llamo Raúl Estebán y como no me gustaba de chico mi primer nombre, me pusieron como apodo Rucho.

-¿Nunca parás de trabajar?
-Sí, también. Paso tiempo en mi casa, con Luis o me junto con amigos a comer asado, descanso…
-Tu personaje en la tira es un chef, ¿cómo te llevás con la cocina?
-Es un cocinero tranqui, no es Germán Martitegui. En casa cocino a lo bruto, puedo hacer comida criolla como pastel de papas o lentejas. Los asados me salen muy bien, pero nunca hago un plato gourmet.
-Hace poco cumpliste 40, ¿sentís que fue la famosa entrada a la madurez?
-No sé, es una sensación rarísima. Tengo la idea de que la famosa crisis me pasó a los 38. Me siento bien, pero a veces el cuerpo me pasa factura. Una vez un gaucho de 90 y pico me dijo: La ley de la muerte no tiene riendas, y tenía mucha razón. Nada se puede hacer contra eso, se pasa todo muy rápido, sea a los 10, 40 o 100 años.

-Sos un tipo de pueblo, ¿la fama te cambió mucho la vida?
-Cobro mucho más por quincena de lo que ganaba cuando laburaba en la parrilla de mi pueblo. Y, obviamente, eso me permitió acceder a otra cosas. Tengo un auto, una casa más grande, puedo mandar a mi hijo a una escuela mejor, pero no puedo darme el lujo de estar cuatro meses sin trabajar, por ejemplo. El público tiene la fantasía de que los actores somos millonarios, pero les juro que no.

«Entiendo que hay muchos padres que se separan y son abandónicos, pero como ese no es ni va a ser mi caso, pienso y proyecto una relación muy estrecha con mi hijo Luis. Esa es mi gran expectativa».

-¿Cómo sos como papá?
-(Piensa). Uff, es una tarea hermosa, pero inabarcable, todos los días trato de aprender a serlo de la mejor manera. Uno está todo el tiempo intentando entender y cuando aprendés algo y creés que le sacaste la ficha a tu hijo, él ya está en otra instancia. Sabés que nunca le vas a ganar y siempre vas a seguir corriendo por él, ese es el gesto de amor más grande del mundo. Uno pierde por goleada, pero juega igual.
-¿Qué compartís con él?
-Escuchamos mucha música juntos, hacemos deporte, miramos dibujitos animados, vamos al cine…
-Para culminar, acabás de confirmar la separación de Julieta, ¿cómo estás vos?
-No tengo mucho que agregar, en principio estamos distanciados por un tiempo. La decisón fue mutua, de común acuerdo, con mucho amor y cariño, por supuesto. Se dio todo sin quilombos en el medio y  sin terceros en discordia. No me gusta el puterío y, por suerte, nada de eso se mezcló en nuestro vínculo.
-¿Creés que esta situación cambiará mucho tu relación con Luis y tu rol de papá?
-Creo que cuando un hombre se separa la relación con el hijo se vuelve fuerte. Lamentablemente, estar solo con él mucho tiempo supongo que resignificará el vínculo. Entiendo que hay muchos padres que se separan y son abandónicos, pero como ese no es ni va a ser mi caso, pienso y proyecto que será una relación de nosotros, dos varones solos, muy estrecha. Esa es mi gran expectativa.

 

 

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