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18/06/2017

Eva De Dominici: “Soy celosa y me gusta marcar territorio”

Por Pablo Steinmann | Tiene tan sólo 22 años y hace rato que se recibió de protagonista. Apasionada por su trabajo, habla de sus manías y revela: «Para la convivencia con Joaquín (Furriel) todavía falta».

Sus abuelos son, como los de Maradona, de Villa Fiorito. Ella nació cerca, en Avellaneda, aunque vivió gran parte de su infancia en Lanús hasta que a los 9 se mudó a Capital y finalmente a San Isidro, barrio en el que nos cita para la nota. “Nos enamoramos de este barrio apenas llegamos”, recuerda la actriz de Multitalent Agency y enseguida revela que la elección estuvo esencialmente motivada por su precoz vocación. “Como muchas chicas, yo estaba obsesionada con Chiquititas. Pero no me alcanzaba con ir a verlas al teatro (cosa que hice miles de veces). ¡Yo necesitaba estar arriba de ese escenario!, casi que sufría viéndolas sin poder ser parte”. Quiso el destino, el tezón o la ley de atracción – o todo eso junto-, que uno de sus primeros castings fuese para Cris Morena. “Nadie sabía de qué iba el proyecto. Cuando me enteré que había quedado y que era para armar una nueva versión de Chiquititas (N de la R: la de 2006, encabezada por Jorgelina Aruzzi) casi me muero. De verdad no lo podía creer”, rememora hoy, a sus 22 y con una sólida carrera televisiva en su haber.
-¿Te costó ser “la chica de la tele” en el colegio?
-Sí, mucho. Encima apenas empezó Chiquititas entré a un nuevo colegio, ya que nos habíamos mudado. Así llegué: siendo “la de Chiquititas”. Fue raro, incómodo… Recuerdo que me cargaban bastante, me decían Susana. O la diva. Y yo era todo lo contrario, re perfil bajo. Iba solo a estudiar al cole, no a hacer amigos.  Pero porque la condición desde el vamos para estar en el programa fue que me fuera bien en las clases. Y me metí esa meta a full en la cabeza. Tenía 10 en casi todas las materias.
-Pero ninguna amiga…
-Hice algunas pocas, pero lo cierto es que terminaba el horario de clase y yo quería salir corriendo para ir a las grabaciones. Era lo que más me gustaba por lejos. Y me lo tomaba con mucha responsabilidad. Para mí era el fin del mundo llegar tarde a grabar. Me acuerdo que pasó una vez y la pasé muy mal, me puse a llorar sin parar.
-¿Sentís que quemaste etapas?
-Puede ser, pero tampoco me quejo. Tuve mucha suerte, y se me presentaron oportunidades muy lindas en la vida.  Se me cumplió un sueño desde muy chica, así exacto y literal tal cual lo anhelé por lo que no puedo evitar sentirme una privilegiada. Lo soy. Y lo loco es que luego de ese sueño seguí trabajando sin parar. Enseguida vino Patito Feo y desde entonces no paré.

“Ahora vivo con mis padres luego de una experiencia fallida de independencia. Lo intenté pero no funcionó. Se ve que no convivo bien con mi soledad”.

-¿Recordás algún momento de tristeza en esa etapa?
-Sí, claro. Mis papás se separaron cuando arranqué con Patito Feo y me acuerdo que en un shopping vino una chica a decirme: te envidio tanto, me encantaría estar tanto en tu lugar, vivir lo que vivís.  Y yo por dentro sentía envidia de ella, que tenía a sus dos papás juntos de la mano…
-¿Y seguís sintiendo la actuación como un sueño?
-Sí, a full. Aunque por supuesto con los años fui conociendo la profesión en todas sus facetas, también las negativas.
-¿Cuál es la más negativa?
-La exposición. Al principio te ponés contenta cuando te reconocen por la calle, sentís que estás haciendo las cosas bien, pero después te das cuenta que no es nada fácil sobrellevar este asunto de la fama. Y te lo digo yo, que estoy lejísimo de ser una actriz súper popular, pero admito que un poco paranoica te ponés. Es como que salís a la calle y no podés ser del todo libre y auténtica.
-Quizá en tu caso se potencia por estar de novia con alguien también muy conocido (Joaquín Furriel)…
-Sí, claro. No es algo fácil de llevar. Pero tampoco me quejo, eh. Podría haber elegido otro camino y elegí este. Era mi sueño ser actriz, pero sabía que no era ningún juego y que me lo debía tomar siempre con mucha responsabilidad.
-Es evidente que fuiste muy adulta desde chica…¿Creés?
-Sí, y supongo que también influyó donde me tocó nacer, lo que viví… Si bien en mi casa nunca faltó nada (mis papás se mataban trabajando para que fuese así) sí pude ver carencias de todo tipo a mi alrededor, gente que no tenía ni para comer. Desde chica, valoro lo importante: el esfuerzo, el laburo. Pero porque lo viví desde adentro, mis padres salieron de un barrio humilde a base de estudio y trabajo. Es así. Espero poder demostrarle algo de todo eso a mis hijos el día de mañana.
-Epa, ¿ya pensás en hijos?
-Sí, no ahora, pero en un futuro cercano sí. Es algo que aprendí desde chica, vengo de un típica familia italiana, así que imaginate.
-¿Qué tenés de Verónica, la periodista que interpretás en La Fragilidad de los cuerpos?
-El amor por su profesión, sin duda. Y la autoexigencia constante. Después siento que ella es mucho más libre e independiente que yo. No le interesa para nada lo que opinan los demás. Si quiere estar con alguien va y lo hace. Punto.
-Su erotismo está bastante a flor de piel…
-Sí, no tiene ese freno moral que tiene la mayoría de las mujeres y me encanta que sea así. Aunque yo me incluyo en esa mayoría eh… (ríe). Fuera de broma, no podría estar con quien sea, sin importarme nada y al día siguiente con otro… No es para mí. Pero ella es así y me parece interesante que un personaje femenino se anime a mostrarse de esa manera. Y que barra un poco con ese doble estándar de que el tipo que sale con todas es un galán y la mina que lo hace es una atorranta. Eso no existe más. De todas maneras, insisto, yo soy bastante más pudorosa que ella. Incluso hasta un cachitín más machista. Ahora no tanto, pero durante años tuve esa idea de que la mujer es más dependiente del hombre y que es lo más normal del mundo que se quede cocinando en casa. Así funcionaron muchísimas generaciones antes que nosotros. Pero bueno, la cosa cambió. Esta periodista no hubiese existido jamás en la época de mis abuelos.

“Con Joaquín casi que no hablamos de trabajo. Por supuesto que nos contamos cosas pero tampoco es que nos pedimos opinión por todo. ¡Yo salí de Chiquititas y él del Conservatorio! Son dos mundos muy distintos…”.

-¿Y a vos te tira lo hogareño?
-Más o menos. Cocinar no me gusta para nada. De hecho ahora vivo con mis padres luego de una experiencia fallida de independencia. Lo intenté pero no funcionó. No me gusta, qué le voy a hacer… Se ve que no convivo bien con mi soledad … A ver, puedo estar sola pero me gusta saber que en el cuarto de al lado hay alguien. Me parece que pasaré de un nido familiar a otro.
-¿No pensaron en la convivencia con Joaquín?  
-Sí, y supongo que es algo que se dará en algún momento… Lo que pasa es que al estar viajando mucho, tanto él como yo, la cosa se complica un poco más. La relación se dio así desde el vamos y nos adaptamos a este ritmo itinerante.
-¿Sos celosa?
-Sí, bastante. Lo soy en general -con amigos y familiares- y también con mi pareja. Admito que soy positiva, de las que les gusta marcar territorio. Aunque creo que nunca le hice escena de celos a nadie. Es como que no te quemo la cabeza, me lo guardo para mí… (ríe). Soy tana y taurina, ¡no lo puedo evitar!
-¿Está bueno compartir la profesión con tu pareja o por momentos puede transformarse en un monotema la actuación?
-La verdad, casi que no hablamos de trabajo. Por supuesto que nos contamos, cosas pero tampoco es que nos pedimos opinión por todo. Es que incluso nuestras carreras y visiones de la profesión son muy diferentes. ¡Yo salí de Chiquititas y él del Conservatorio! Son dos mundos muy distintos….
-Él es más…. ¿serio?
-Bueno, fijate que a él nunca la preguntan sobre mí… (ríe). Es más reservado, de hecho ni siquiera tiene cuenta de Instagram. Yo me críe con otros códigos, más millennials si querés. Pero lo bueno es que no tenemos ningún acuerdo para decidir qué hace cada uno. Nos respetamos.
-Joaquín ya es padre, de Elosía (de 9 años). ¿Cómo te llevas con eso?
-Muy bien, me encanta en su rol de papá. Tanto él como Paola (Krum) son muy buenos padres. Nunca hablaría de Eloísa, porque no me corresponde. Y porque además ellos dos la resguardan mucho de la exposición. Súper respeto esa decisión. El día que yo sea madre, también intentaré ser así de cuidadosa.

 

 

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