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14/07/2017

Nicolás Magaldi: «Ya no busco que todos me quieran”

Por Pablo Steinmann l Se hizo famoso como “el elegido de Tinelli” pero luego buscó su propia identidad como conductor y productor de contenidos. Con trabajo en radio y televisión, habla de sus cambios y de la dulce espera de su primer hijo.

«La necesidad empuja”, repite como un mantra Nicolás cada vez que revisa su historia (y también su futuro). “Cuando llegué a Buenos Aires -relata este sanjuanino de nacimiento y barilochense por adopción- lo hice sólo con un traje y la dirección de mi tía, donde pude parar los primeros días. Al toque me alquilé un monoambiente y ahí hice mi primera gran compra: un colchón. De a poco y con mucho esfuerzo, fue llegando todo lo demás”, completa. Al frente hoy de dos programas, Vino para vos (de entrevistas políticas) y el inminente magazine de actualidad El show del mediodía (ambos por el nuevo canal Kuarzo TV) y de su propia productora de contenidos digitales Ritvu, el muchacho tuvo una meteórica carrera en los medios, sobre todo a partir de su paso por Ideas del Sur, productora de la que se marchó “por decisión propia”, remarca. “En aquel momento todos pensaban que estaba loco, pero para mí fue como empezar de nuevo y con una identidad propia, mucho más cercana a lo que verdaderamente soy. A partir de ese gran ‘no’, empezaron a venir muchos ‘sí’, y uno más interesante que el otro”, afirma.

-¿En Ideas del Sur no te sentías vos mismo?
-No. Cuando me vi peleándome con artistas, me di cuenta de que ese no era yo. “No sirvo para esto”, me dije. Supongo que fue todo muy rápido. Hacía un programa de madrugada en el cable y de repente me llamó Marcelo Tinelli y arrancó ese mundo de comparaciones, notas, proyectos en Ideas… Y me fui dejando llevar. Fue una linda experiencia, pero porque le extraje todo el aprendizaje posible y porque supe decir que no cuando me vi fuera de mí. Estaba desencajado.

-¿Te considerás un conductor empático?
-Sí, pero también cambié en ese sentido: ya no busco que todos me quieran, busco ser yo. Habrá quienes me elijan y otros que no. Pero no puedo hacer un personaje de mí mismo. Lo que sí me interesa, y mucho, es generar una televisión más sana, más auténtica y hasta más sensible. Los que estamos frente a un micrófono no somos ningunos superhéroes. Somos gente que cuenta la realidad y en eso es casi imposible no emocionarse, tal cual me pasó la primera vez que hablé con la madre de Lucas Menghini Rey (víctima de la tragedia de Once). Y está bien que así sea. Cuando te alejás de la gente perdés. En definitiva, es lo que le sucede a gran parte de nuestra clase política.

-Cada vez estás más volcado a la política, tus dos programas van por ahí…
-Sí, y me gusta. Pero sobre todo porque trato de incluir otras capas en ese mundo tan serio y acartonado. Es muy loco lo que pasa en Vino para vos, por ejemplo, en el que invito a cada político a hacer un mea culpa, a hablar de sus cuentas pendientes y valores y muchos de ellos terminan llorando de la emoción.

-Hablando de emociones, en breve serás padre por primera vez…
-Sí, aún no caigo de la felicidad. Mirá, nunca me había hecho un tatuaje… ¡Hasta ahora! (muestra su muñeca donde se leen bien juntos los nombres “Betu” -por su novia Betiana Wolenberg- y “Bauti”, por Bautista, el bebé en camino).

-¿Cómo se conocieron con Betiana?
-A través de una amiga en común, la dueña de la marca Pago Chico con la que ella hizo una campaña de moda. “Es re para vos”, me comentó mi amiga, pero yo dudaba en pedirle el teléfono. Finalmente lo hice, la llamé y la invité a salir y desde ese día no nos separamos más.

“Betiana es única. Es la primera vez que siento una conexión tan profunda con alguien. Por fin entiendo la frase “es el amor de mi vida”. La siento en carne propia”.

-Fue casi una cita a ciegas…
-Sí, y muy especial. ¿Te acordás cuando se quedó varada una ballena en Puerto Madero? Ese día fue. Me acuerdo que la pasé a buscar y le dije “vamos a ver a la ballena”. Ella no entendía nada -no había leído la noticia- y fue un poco el chiste de toda la noche.

-¿Hubo beso?
-Sí. Después de cenar fuimos a un bar y recuerdo que se largó a llover y ahí nomás saqué la guitarra del baúl y debajo de un alero empecé a cantarle canciones. Parecía re armado pero no fue así. Ahí nos dimos el primer beso. Betu es re laburante y coincidimos a full con esa idea que te comentaba antes de “la necesidad empuja”. Llegó de Misiones y de la nada armó una gran carrera con un perfil cero escandaloso. Y en el medio sobrevivió a un accidente automovilístico tremendo, que la dejó en coma varios días. Yo siempre le digo que ella llegó a mi vida para enseñarme el valor de la vida. Es única. Es la primera vez que siento una conexión tan profunda con alguien. Por fin entiendo la frase “es el amor de mi vida”. La siento en carne propia.

-¿Cómo te imaginás en rol de padre?
-Como un loco tremendo, llevándolo a Bautista a todos lados (ríe). Mi único miedo es no tener el tiempo suficiente para estar con él. Este medio es muy tirano en ese sentido y no quiero perderme su crecimiento.

-¿No temés que todo haya sido muy rápido en tu relación con Betiana?
-No, para nada. Mucha gente me dijo: “te faltó vivir un poco más”, pero la verdad es que nadie tiene la fórmula del amor. Yo siento que lo que estamos construyendo con Betu es algo que deseamos casi desde el primer día. Bauti es un bebé re buscado y la relación y convivencia entre nosotros es genial. Nos apoyamos mutuamente, discutimos muy poco y nos reímos mucho… No te digo que es la receta de la pareja perfecta pero sí es muchísimo más hermoso de lo que jamás imaginé.

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