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25/07/2017

Por el futuro del café

Por Andrea Arbelaiz | La continuidad de las fincas se ve amenazada por factores sociales y medioambientales. Quiénes trabajan y de qué modo para revertir el problema.

El estado de Minas Gerais es conocido por su exuberante naturaleza y parques, sus pequeños poblados y mercados, iglesias y monumentos históricos, pero también por ser la puerta de entrada al fascinante universo del café, su historia y su gente.
Desde el siglo XVIIII Brasil es líder en la producción de este preciado grano. Genera nada menos que 51 millones de sacos anuales. Un número que le otorga el patrimonio del 30 por ciento de la producción mundial. Distribuidos a lo largo de su enorme territorio, hay 280 mil productores que labran día tras día 2 millones de hectáreas de las que brotan todo tipo de frutos. Desde los verdes, que tienen como destino convertirse en cafés solubles, hasta los de calidad intermedia que se transforman en el producto molido para filtro o expresso, hasta selectos granos que perfuman y dan cuerpo a las cápsulas y blends más exquisitos.

A simple vista no hay dudas de que se trata de un negocio pujante, el cual durante siglos fue el motor propulsor de la economía del país de la samba. Pero como toda industria tiene sus particularidades y, como bien dice el refrán, no siempre lo que reluce es oro. Algo impensado décadas atrás, el negocio del café se encuentra hoy frente a un inquietante desafio: asegurar el futuro de las plantaciones y lograr que los hijos y herederos de los productores permanezcan en el negocio y le den continuidad.
Claudia Leite es licenciada en nutrición con maestria en Salud Pública y desde 2006 es Coffee Afffairs Manager para Nespresso y, como embajadora que es para América latina, resalta el problema social: «Los hijos de los productores estudian, se convierten en profesionales, se van a las ciudades en busca de mejores oportunidades y no vuelven a trabajar en lo mismo que sus padres -destaca apenada-Frente a este panorama muchas empresas relacionadas con el café comenzaron a involucrarse y a buscar alternativas que garanticen la permanencia».
¿Qué pasará mañana si hoy no se toman medidas? ¿Habrá consumidores pero no existirá quién produzca? ¿Sabremos hacer el mejor café pero será escaso por falta de manos expertas en acompañar su desarrollo?

Atenta al cambio social y a las mejoras necesarias para elevar la calidad del café, la compañía Nespresso lleva adelante desde 2003 el programa AAA Sustainable Quality (Calidad Sustentable) que comenzó con 300 productores y hoy cuenta con 63 mil radicados en 11 países. Las prácticas que sugiere tienen que ver con manejo del suelo (lo más orgánico posible), modo de cosecha, secado natural de los granos sobre terrazas de cemento, sistema de contratación del personal y, últimamente, se sumaron alianzas con escuelas y universidades para formar personas que quieran trabajar en las fincas y sumar un plus valor al negocio con sus conocimientos. Un enfoque dinámico para evitar los riesgos del suministro de café a largo plazo.
«Para que esto funcione, aclara Leite, es clave la remuneración. Que las personas sientan que su trabajo es importante y bien pago». De ahí que la compañía con sede en Suiza cotiza los granos de calidad superior a un 30 o 40 por ciento más y hasta un 15 por ciento por encima del café de igual calidad, pero que no pertenece al programa. En relación a los alcances globales, Guilherme Amado, responsable del Programa AAA en Brasil agrega: «Desde siempre nuestro país produjo café a granel, pero ya hace años comenzó a prestar atención a la calidad. El consumidor está cambiando, exige mejor café y hay que dar respuesta a esa demanda con granos óptimos, pero por sobre todo con sustentabilidad para llegar al futuro».

Tesoro amarillo
De norte a sur en Brasil se pueden encontrar diferentes plantas de café. Aunque hay algunas del nuevo Mundo como Catuai Icati, se cultivan basicamente las variedades arabica y robusta. Dentro de la primera, existe una subvariedad que es la Bourbon amarello y de la cual se extraen las cerezas más dulces y a partir de ahí el café de mejor calidad. «El grano tiene notas azucaradas, de miel y genera un café muy aromático, sin asperezas en boca. Con un amargo muy equilibrado y nada molesto», detalla Amado.
Si bien las practicas agrícolas aseguran la calidad, es la naturaleza generosa la que hace la mayor parte. La altitud de 1200 msnm, el microclima influenciado por la Sierra de la Mantiqueira, el suelo fértil con buen drenaje logran la magia que se expresa en una aromática taza de café. «El suelo de regiones como Carmo de Minas tiene naturalmente un alto nivel de materia orgánica, es ligeramente ácido, poroso, aireado y tiene micronutrientes como el fósforo y el potasio que ayudan a definir el terroir como productor de calidad premium, aclara Newton Beraldo, técnico agrónomo.

El destino quiso que cruzara el océano y llegara a América donde encontró un ambito donde expresar toda su grandeza. Se cree que el descubrimiento del café ocurrió hace mil años, en el área donde actualmente existe Etiopia. La leyenda más difundida relata que un pastor notó que sus cabras estaban muy enérgicas tras ingerir los frutos y las hojas de un arbusto próximo al corral del cual poco se sabia. Otra leyenda popular sostiene que un sacerdote, habiendo escuchado de las propiedades mágicas de la bebida, preparaba la infusión para alejar el sueño durante los ejercicios nocturnos. De Etiopia y Egipto pasó a Siria y durante la hegemonia del imperio Otomano se dispersó por Oriente Medio y Asia. Se lo bautizó qahwa, que significa vino. Por eso, cuando desembarcó en Europa en el siglo XIV fue llamado el vino de Arabia. Fue venerado en etapas y prohibido en otras adjudicándole poderes maléficos o herejes. Lo concreto es que fue en 1727 cuando llegó a Belén, estado de Pará (Brasil) el clima tropical favorable disipó cualquier duda sobre sus hechizos, lo relacionó con la algarabia carioca e hizo que se extendiera con fervor por todo el territorio. Hoy es una de las infusiones más bebidas en el mundo entero y un negocio que impulsa la economía de muchas regiones de América y de Africa.

El poder de los árboles
Estáticos. Inmóviles. Con una vida que avanza sin prisa. Tal vez por esa acción lenta y casi invisible los árboles han sido subestimados por siglos. Hoy, frente al calentamiento global, su presencia y función en el planeta son más valoradas que nunca.
«Los árboles capturan el carbono, depuran el aire que respiramos, mejoran la biodiversidad, conservan el agua, aumentan los nutrientes del suelo, bajan la temperatura y, así como mejoran la vida humana, también preservan las plantaciones», agrega Amado. En sintonía con los lineamientos de Rainforest Alliance y con una responsabilidad asumida en favor del medio ambiente, Nespresso comenzó en Guatemala con una prueba piloto plantando 50 mil árboles en 2011. Los cambios fueron tan significativos que redobló la apuesta y ya asumió el compromiso, en gran parte cumplido, de llegar al 2020 con 10 millones de árboles plantados.
Energizante en el desayuno. Reconfortante ante la tristeza. Estimulante frente a la fatiga. Digestivo. Antioxidante. Las bondades del café son muchas, pero una es compartida en el mundo entero y es la de asistirnos en los gratos momentos con amigos, en la sobremesa de familia o en la pausa de relax. Un compañero de emociones que nadie quiere perder.

 

 

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