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12/09/2017

Virginia Da Cunha y un cool trip por California

Por Pablo Steinmann l ¿Existe un festival de música más hipster que Coachella? Sí, se llama Lightning in a Bottle (LIB), se celebra al norte de Los Ángeles, y la ex Bandana nos cuenta todo sobre él.

California girl, como cantan los Beach Boys desde los años ‘60, o “gurl”, según el hablar popular y la más moderna canción de Katy Perry. Eso podría ser Virginia Da Cunha, la DJ y ex Bandana que no tiene reparos en afirmar que el Estado número 31 de los Estados Unidos (conocido por todos como el Golden State) es su lugar en el mundo. “Concentra todo lo que más me interesa: el show business, la vida sana, el deporte, el sol… Creo que es el destino perfecto para vivir, y no descarto hacerlo en un futuro”, comenta. Conocedora experta de esas tierras, Virginia acaba de volver de una nueva estadía allá, motivada esta vez por la invitación para participar como DJ en el Lightning in a Bottle Festival (LIB). “La verdad, no tenía mucha idea de qué iba el festival, de hecho dudé bastante en aceptar. Finalmente lo hice y no puedo estar más contenta ya que viví ahí una de las experiencias más inolvidables de mi vida. Fueron cinco días increíbles, que superaron a cualquier otro festival que haya conocido, incluidos Coachella (el mega festival que se celebra en la localidad de Indio) o el propio Lollapalooza”, sentencia.

Antes de llegar allí (al condado de San Luis Obispo, en la costa Central de California) Virgina pasó unos días en Los Ángeles, ciudad que conoce de memoria pero que siempre la sorprende con algo nuevo. “Tengo amigos y parientes viviendo allá con los que suelo hacer de todo”, cuenta y enseguida explica que su “de todo” es tan literal como abarcativo e incluye actividades como el surf, las caminatas por el Runyon Canyon Park (“un clásico hike por las Hollywood Hills, bien cerca del famoso cartel”) o el repaso por los nuevos locales imperdibles de barrios como Venice Beach, Beverly Hills o West Hollywood. Casi sin dar respiro, la joven enumera varios de ellos: “Para cenar, recomiendo Gjelina, un exquisito restó de quesos y pizzas mientras que para el almuerzo creo que no hay nada mejor que Cafe Gratitude: comida orgánica y jugos naturales pero muy originales”, sentencia.

“Coachella quizá tiene todo el marketing, pero este festival lo supera en todo. En la oferta artística pero también, y principalmente, en la ‘espiritual’”.

A contramano de muchos turistas (y de la gran mayoría de los locales) Virginia suele elegir la bicicleta como medio de transporte favorito en una ciudad dominada por las autopistas y las largas distancias. “Si te quedás por la zona de West Hollywood podés tener muchos atractivos a mano”, dice y pone como ejemplo a The Farmers Market (“ideal para un shopping recatado”) o el Chateau Marmont, el hotel que ha sido declarado como el más cool de la ciudad, repleto de famosos y leyendas de todo tipo. “En ese bar hacen el mejor Moscow Mule (trago a base de vodka que suele servirse en una jarra de cobre) del mundo”, afirma.

Con su idilio por Los Ángeles plenamente renovado, la joven se dirigió entonces al norte de la ciudad, a los alrededores del Lago San Antonio, donde se desarrolló la edición 2017 del LIB, un encuentro que nació como un festejo de cumpleaños y que con el tiempo se fue transformando en una suerte de “cumbre sustentable”, donde domina la música pero también el yoga, el arte, la meditación, la comida saludable y el respeto por el entorno natural (mayormente desértico) donde se desarrolla. “Coachella quizá tiene todo el marketing, pero este festival lo supera en todo. En la oferta artística pero también, y principalmente, en la “espiritual”, ya que en cada carpa hay una propuesta real de auto conocimiento, ya sea a través del yoga, el arte cósmico, la meditación o la interpretación de sueños”, comenta a la vez que recuerda algunas de sus propuestas gastronómicas: “Probé de todo pero los platos que más recuerdo son las sopa de miso y el snack de algas”, relata.

El calor, claro, dominó las cinco jornadas del encuentro, pero para ella no fue un problema. “Yo soy muy solar y diurna. Me encantan los deportes, la vida al aire libre y el contacto crudo con la naturaleza. Además, siento que con este festival encontré la demostración perfecta de que el arte no tiene por qué estar siempre ligado a la noche y a las toxinas. De hecho, para mí debería ser exactamente al contrario”, concluye.

 

 

En las bandejas

Como DJ, Virgina ya pasó por Miami, Marbella, Ibiza y, por supuesto Los Ángeles, ciudad a la que llegó tras la invitación para participar de la apertura de Lightning in a Bottle Festival (LIB). “Todas las carpas estaban ambientadas con motivos oníricos salvo una, Favela, que era la más ‘terrenal’. Ahí me tocó pasar música a mí y la verdad es que fue inolvidable. La gente conectó con la música desde un lado muy genuino, cero impostado”, rememora la joven, que armó un imperdible video con todos los highlights del lugar.  En sus cinco días el festival reunió artistas de todo el mundo como Rüfüs du Sol, Bomba Stereo, Richie Hawtin, Nicola Cruz y al argentino Hernán Cattáneo.

 

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