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16/09/2017

Claves para un completo detox de placard

Por Pablo Steinmann l El furor por el orden también llegó al guardarropa. En esta nota, dos expertas en la materia nos ayudan a repensar ese espacio tan personal con tips, estrategias e ideas para dejar atrás la acumulación y el caos.

La magia del orden, tituló la japonesa Marie Kondo a su primer libro, un auténtico best seller global que la llevo a dar conferencias y entrevistas en todo el mundo. Su método -autodenominado KonMari– se transformó en tendencia bajo una premisa que en principio parece sencilla: “deshacerse de todo aquello que no usamos”.
En materia de moda, sin embargo, esa máxima parece ser bastante más difícil de llevar a cabo y es por eso que cada vez más expertas ofrecen sus servicios para repensar, reordenar y desintoxicar el guardarropa. Conocida en redes como @gurudelplacard, Alejandra Josovic es una de ellas. “Mi propia experiencia de vida me llevó a esto. Trabajé durante dos décadas en la moda (primero como productora, luego como encargada de compras de un importante retailer y finalmente como diseñadora) y siempre estuve en movimiento: viví en Nueva York y Miami y en Buenos Aires me mudé incontable cantidad de veces. Armé miles de closets en todo ese tiempo y siempre respeté la misma consiga: sólo guardo lo que uso”, sintetiza. Enemiga de la obsesión por el orden, Alejandra ofrece un servicio personalizado que busca indagar en las particularidades de cada estilo. Sus principales enemigos, dice, son los “porsi”: “Por si adelgazo, por si lo necesito más adelante, por si vuelve a estar de moda… Todas esas excusas que nos ponemos para retener tal o cual prenda no son más que una mentira que sólo termina siendo funcional al desorden del placard”, apunta.

“Por si adelgazo, por si lo necesito más adelante, por si vuelve a estar de moda… Todas esas excusas que nos ponemos para retener tal o cual prenda no son más que una mentira que sólo termina siendo funcional al desorden del placard”,
-Alejanda Josovic (@gurudelplacard).

En esa misma línea argumentativa se anota la brasilera Dani Regis (@daniregis.imagenpersonal), que desde 2010 trabaja en nuestro país como asesora de imagen, incorporando siempre el guardarropa como instancia clave de su trabajo. “Al placard de cada clienta llego después de un largo repaso teórico y práctico sobre qué significa y para qué puede servir cada prenda. Todo lo que vestimos transmite una información sobre nosotros, eso es lo que se analiza en conjunto y sobre un importante proceso de indagación personal, sobre el estilo e imagen actual de cada una”, afirma.
Recién con esa información a mano, Dani avanza sobre lo que califica como un completo “detox” de closet. Además de las prendas “porsi”, la experta suele encontrarse con un importante caudal de ropa emocional, ligada a importantes momentos de la vida personal. “Para ellos, suelo apelar a lo que llamo la ‘valija de las emociones’, un equipaje para futuro descarte donde entran desde aquellos vestidos que ‘me compré en la India’ hasta esa prenda que me ‘regaló mi amiga o mi novio’ y que comparte con las anteriores un mismo signo: hoy no nos representan para nada”, sentencia.
Y ahí, en esa mutación de estilo es donde ella pone su mayor énfasis. “Tenemos que pensarnos no como un árbol, estático y constante, sino como un río, que fluye sin parar y que varía con el tiempo. Nuestra ropa tiene que acompañar ese movimiento”, sentencia y enseguida agrega que no por eso, la consulta debe ser regular: “no necesitan de mí cada temporada. Al finalizar el proceso cada clienta ya sabe elegir y priorizar por sí sola”.
A contramano de Alejandra, Dani cree que no existen los imprescindibles del placard. “No todas necesitamos un vestido negro o una camisa blanca. Depende del color de piel de cada mujer, de su figura y de muchísimas cosas más. Insisto: yo sólo aconsejo guardar lo que realmente se ajusta al tipo de imagen que esa persona quiere brindar”, enfatiza.

“Tenemos que pensarnos no como un árbol, estático y constante, sino como un río, que fluye sin parar y que varía con el tiempo. Nuestra ropa tiene que acompañar ese movimiento”, -Dani Regis (@daniregis.imagenpersonal).

Reacia a las reglas fijas, Dani accede a pensar ciertas pautas generales para guiar a los espíritus más desordenados. “El ojo humano siempre se posa en la parte de arriba por eso los ‘bottoms’ (polleras, pantalones y hasta algunos vestidos) deberían ocupar entre un tercio y un cuarto del placard, en comparación con los ‘tops’ (camisa, remeras, blusas y abrigos). Arriesgando cifras diría que entre 15 y 20 ‘bottoms’ y unos 45 o 50 ‘tops’ es una medida aceptable de placard. ¿Calzado? Depende la actividad, pero en general diría que guardar más de diez pares (entre zapatos y zapatillas) es innecesario”, comenta.
Alejandra se suma y aporta más tips: “Ordenar la ropa por categoría siempre es un buen consejo, lo mismo que utilizar las perchas (blancas e iguales, en lo posible) sólo para las prendas superiores. Los pantalones se pueden doblar sin arrugarse, sobre todo si son ‘pesados’, de jean o gabardina. En los cajones, es clave usar separadores que evitan el clásico revoltijo de medias y ropa interior”.
Ambas expertas coinciden en que darse tiempo y espacio para el proceso de purga es esencial. “Solas o con una experta, pero no con amigas o familiares que suelen aportar más caos que claridad”, comenta Alejandra antes de cerrar: “Como siempre digo, el guardarropa es lo primero con lo que nos topamos a la mañana. Si esa imagen en confusa, desordenada y con nada lindo a la vista, es muy probable que nuestro día también termine siendo así”.

Tips

> Desprenderse de las prendas “porsi” (“por si adelgazo, por si vuelve a estar de moda”)

> Utilizar perchas blancas e iguales, que no compitan con la ropa.

> Ordenar por categoría. Por color es secundario.

> Colgar siempre las prendas superiores. Las camisas jamás van dobladas.

> Utilizar separadores en los cajones.

> Incorporar la frase “si no lo veo, no lo tengo”. Descartar fundas de tintorería y bolsas o cajas para carteras y prendas.

> En lo posible, guardar ambas temporadas en un mismo espacio.

> Rehuir de los sentimentalismos con las prendas.

> La ropa sucia siempre en un cesto. Las sillas repletas de bollos arrugados no ayudan.

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