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04/10/2017

¿Las pasarelas ya no discriminan? Mirá las nuevas modelos

Por Flor Rodríguez Petersen l ¡Viva la diferencia! parece ser la bandera que levantan los diseñadores de vanguardia que cada vez más eligen romper con los estereotipos y suben a la pasarela a modelos cuyos rasgos no coinciden con los cánones tradicionales de belleza.

Barbie y Ken fueron por décadas los reyes de las pasarelas internacionales. Sin embargo, esa imagen perfecta ya no es la preferida de los diseñadores de vanguardia. Al contrario, las firmas acostumbradas a llamar la atención prefieren poner en escena otros modelos de belleza: mujeres de diferente altura, con distinto color de piel o rasgos faciales notoriamente marcados comenzaron a aparecer con más frecuencia en los shows internacionales. Ya nadie se sorprende de que un desfile sea interracial y las disruptivas campañas de Benetton, juntando jóvenes de diversas etnias, hoy no serían en absoluto polémicas. Sin embargo, en las últimas temporadas los estilistas se atrevieron a dar un paso más: el peso de las modelos (vale recordar que la delgadez extrema causó controversia hace unos años durante la Semana de la Moda de Milán y en otros ciclos del circuito fashion), la edad de las mujeres elegidas para los desfiles y hasta el hecho de que tuvieran enfermedades o discapacidades físicas dejó de ser un impedimento para que protagonicen desfiles de marcas de primera línea.

“Las pasarelas reflejan cambios sociales, no son algo
ajeno a lo que ocurre en la sociedad”, señala Natacha
Pacheco, directora de Building Ideas y con una gran
experiencia en producción de desfiles y campañas.

“Hay más diversidad en los desfiles internacionales que a nivel local, pero acá también empieza a verse una mayor apertura. Ya no se habla, por ejemplo, de belleza exótica -un concepto que era característico de los ‘90-”, reflexiona Natacha Pachero y sigue: “La idea de belleza es algo que se construye en un contexto determinado, cambia según el tiempo y las culturas”. Si bien es cierto que hay una mayor diversidad, todavía falta recorrer un largo camino. Así lo entienden los profesionales de The Fashion Spot, que cada temporada analizan la diversidad en las pasarelas teniendo en cuenta aspectos como raza, edad, talla y género. Y no son los únicos.
En marzo James Scully -quien tiene una gran trayectoria realizando castings para firmas como Jason Wu, Nina Ricci, Stella McCartney y Carolina Herrera, entre otras- difundió en sus redes sociales que Lanvin no seleccionaba mannequins de color para sus shows. La
acusación hizo ruido, la compañía terminó utilizando modelos negras y, lo más importante, quedó abierto el debate acerca de la uniformidad estética en los desfiles.

En marzo, para la presentación de otoño de 2017, el 72,1 por ciento de las modelos que caminaron sobre las pasarelas de Nueva York, Londres, París y Milán era blanca, mientras que el 27,9 por ciento era  de color. Estos porcentajes tienden, lentamente, a equilibrarse. Los castings también están incorporando cada vez a más modelos
de tallas grandes que causan gran impacto cuando se convierten en tapa de revistas como Vogue, Elle o Sports Illustrated. Domenico Dolce y Stefano Gabbana dieron la nota al seleccionar 120 mujeres de diferente silueta, etnia y edad para presentar su colección de otoño. La dupla justificó su elección diciendo que lo que les importa es la personalidad y recordaron que su primer show en los ‘80 estuvo protagonizado por “personas reales”. Otro de los aspectos en la mira de la diversidad tiene que ver con el género: en la última edición de la Semana de la Moda de Nueva York hubo 90 modelos de talla grande, 10 mayores de 50 años y 31 transgénero/no binario (es  decir, aquellas personas cuya identidad de género no se ajusta al modelo femenino-masculino).

Tan homogéneo era (¿acaso todavía es?) el cánon
de belleza, que llamó la atención ver a María Ruth
Lee, embarazada de ocho meses, en el desfile de
Eckhaus Latta en Nueva York. Ni que decir, de la elección de etiquetas como la del brasileño Ronaldo Fraga o la francesa Vêtements que usaron un casting de modelos que tradicionalmente serían catalogados como viejos y gordos para sus últimos shows. Sin duda, estas acciones llaman la atención y generan difusión de las colecciones. Pero al incluir diferentes tipos de personas en sus castings los creadores también apuestan a ser más inclusivos y abrir un debate en torno a la diversidad en la moda.

 

 

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