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11/11/2017

«Soy muy bueno para cambiar pañales”

Con su nuevo filme Suburbicon aprovecha a poner sobre la mesa los conflictos sociales y, de paso, nos comparte algunas perlitas de su vida de hombre maduro, casado y papá de mellizos.

Mujeres del mundo entero mueren por verlo en la pantalla. Él bien lo sabe y por eso alterna de vez en cuando sus apariciones como protagonista con sus otras pasiones que tienen que ver con la dirección.
Siendo parte de la gran familia de Hollywood, bien podríamos decir que George Clooney es también el “padre” de sus películas. La primera experiencia surgió en el año 2002, con Confesiones de una mente peligrosa sobre la doble vida de un famoso que de día era productor de tevé y de noche era un asesino de la CIA (El dato íntimo: Julia Roberts y Drew Barrymore aceptaron trabajar por el mínimo de 250 mil dólares. Y en el caso de Brad Pitt y Matt Damon, lo hicieron completamente gratis). En el 2005, Clooney eligió otro guión político cuando dirigió Buenas noches, buena suerte sobre la verdadera historia del periodista de televisión Edward Murrow que expuso al Senador McCarthy sobre la paranoia que habían creado con la amenaza comunista en Estados Unidos.Y así fue como también recibió su primera nominación al Oscar por duplicado, como Mejor Guionista y Mejor Director. En 2011 dirigió con Ryan Gosling Secretos de estado y en 2014 Operación monumento con Matt Damon y Cate Blanchett, otra historia real sobre un pelotón de soldados durante la Segunda Guerra Mundial. Esta vez, con la nueva dirección de Suburbicon, George Clooney aprovecha el buen humor para mostrar las verdaderas divisiones raciales que todavía existen en Estados Unidos. El siempre impecable gentleman está feliz con su presente y habló con LUZ de su nuevo filme, los actores y, por supuesto, su rol menos pensado que es el de flamante papá de mellizos.

-¿La paternidad te cambió en algo?
-Me hizo más viejo (risas).

-Matt Damon solía bromear con que te veía en problemas, con solo imaginarte como un padre de mellizos…
-Ahora que yo tengo hijos, necesito los consejos de Matt, pero tiene razón (risas). Soy tremendo, pero mi esposa es una atleta olímpica dándole de mamar a los dos al mismo tiempo, como loca. Pero… yo soy muy bueno para cambiar pañales.

-¿El casamiento cambió tu estilo de cine?
-El director Brad Bird (mientras leía el guión de Tomorrowland) vino a mi casa diciendo que tenía un personaje especialmente escrito para mi: “Hombre casado de 55 años” Por supuesto pregunté: “Un momento… ¿Qué parte tengo que leer realmente?” ,y aunque insistieron con que el papel era el de un genio, también me di cuenta que el genio lo había sido en la niñez y ahora estaba bastante destrozado en la vejez. Digamos que el casamiento y los años cambiaron todo….

-¿Hay alguna protesta social detrás de la idea de dirigir una historia como Suburbicon?
-Escuché en las campañas eso de construir muros y culpar a las minorías. Investigué y confirmé que en otras épocas caimos como sociedad en lo mismo. Me acordé que los hermanos Coen habían escrito Suburbicon y pensé que sería perfecto en este momento ir por la dirección incorrecta… (Con Matt Damon y Julianne Moore como protagonistas, la película muestra lo que aparenta ser el mundo perfecto de Estados Unidos en la década del 50 hasta que, en tono de comedia, ilustra la verdadera violencia, con una evidente comparación con la actualidad, como cuando Damon construye un cercado alrededor de su casa.

-¿Qué pasó en aquel entonces con la versión de los hermanos Coen?¿Por qué nunca llegó al cine?
-Es interesante, porque lo intentaron por años. Creo que empezaron a escribir el guión a mediados de la década del 80. Y pasaron muchas cosas, pero creo que ya habían hecho películas parecidas con ese tono y con el paso del tiempo filmaron Fargo y Quémese después de leerse donde tocaron los mismos temas y ya no querían repetirse. El tercer acto ni siquiera existía, lo cambiaron y otros guionistas también se sumaron por un tiempo. Ya no era la misma película y por eso nunca la hicieron. Es extraño pero a veces los guiones pueden quedar atrapados en un estudio donde atan a otros productores y cuando hacen los números quedan siete millones de dólares en contra de la película que nunca se termina de hacer por tanta inversión, que te prohíbe hacer cierto cine.

“Dependiendo de qué lado del mostrador estés, nunca antes vi tanto odio y eso que yo viví la época del Watergate. Hay una nube oscura sobre mi país, hoy.”

-En cierta forma la película muestra que Estados Unidos no estaba tan bien en la década del 50, como lo solía mostrar Hollywood.
– En la época de Eisenhower todo estaba bien … si eras hombre, heterosexual y blanco. Es divertido levantar la cortina y mostrar por debajo de las venas a este país. Me pareció que el humor podía explorar ciertos temas que somos propensos a repetir.

-En tu caso, ¿creciste en los suburbios, como sugiere la película?
-Yo no crecí en los suburbios. Crecí en una pequeña ciudad de Kentucky que nada tiene que ver con los suburbios. Era la época en que parecía haber terminado el racismo y todos sentíamos que la trayectoria se dirigía hacia el lado correcto. Pero no. Se quedó. Y cuando ves películas de racismo siempre es como Mississippi en llamas, con los sureños diciendo algo terrible. Y a los del norte les gusta decir que no son así.

-¿Cómo describirías la situación social que vive Estados Unidos hoy?
-Dependiendo de qué lado del mostrador estés, nunca antes vi tanto odio y eso que yo viví la época del Watergate. Hoy hay una nube oscura sobre nuestro país del que solo podemos salir con verdadera solidaridad. Yo crecí en los años 60 y 70 donde algo así era obligatorio y espero que volvamos a sentir de ese modo.

-¿La parte más difícil?
-Filmar en un barrio racialmente variado, en Fullerton, California. Teníamos como 350 extras que tenían que gritar insultos raciales y decir cosas terribles que están en contra de cualquier ser humano decente. Y tuve que decirles a todos que íbamos a hacer algo terrible y que se iba a sentir terrible. Todos, hasta el equipo de filmación, nos sentimos enfermos cuando lo filmamos y lo escuchamos, sencillamente porque es lo que realmente sucedió.

-¿Cómo encontraste el balance entre el loco humor y la peor violencia?
-No fue fácil. Tuvimos que cambiar algunas cosas en la edición. Los tiempos cambiaron durante el rodaje. Cuando Trump resultó elegido, cambió también la temperatura de la película en una forma muy extraña porque el odio en el país creció todavía más.

-¿Por qué elegiste a Matt Damon?
-Tengo el beneficio de contar con tres actores maravillosos que con sólo pedirles ayuda, puedo planear donde tengo que poner la cámara, cómo voy a editar y puedo decidir el tono que quiero dar. Para eso, se necesitan actores intuitivos, inteligentes, maravillosos que puedan pasar la línea de llegada. Y si no veo que es posible, entonces llamo a Matt Damon (risas).

-¿Siendo uno de los nombres más buscados en Facebook todavía no te decidís por una cuenta propia?
-Preferiría que me hicieran un examen de próstata, en vivo por televisión, antes que tener una página propia en Facebook. Pero me alegra que otras personas lo disfruten. Yo, no.

-¿Qué le dirías a aquellos que sueñan con llegar a Hollywood como vos?
-Yo tuve la suficiente suerte de haber logrado el éxito demasiado tarde en la vida. Pude entender hasta que punto el factor de suerte tiene mucho que ver. Supongo que es algo que no tienen aquellos que son exitosos desde muy jóvenes. Creen que son brillantes y recién después se dan cuenta que a lo mejor no es tan así. Por eso, si tengo que dar un consejo, diría que “No creas que uno es tan bueno cuando alguien lo dice, como tampoco uno es tan malo como dicen”. Eso es todo. Lo importante es disfrutar lo que haces. Yo amo mi trabajo. Me divierto.

Edición Nro:

 

 

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