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12/11/2017

Ronaldo Fraga: “Busco provocar deseo”

Por Flor Rodríguez Petersen l El brasileño visitó Buenos Aires en el marco de BIENALSUR y presentó una colección inspirada en la mezcla cultural y genética que caracteriza a América Latina.

Los desfiles de Ronaldo Fraga no son para ver los típicos conjuntos de la temporada. Ni siquiera se rige por la paleta de color del momento. Y, más aún, sus modelos suelen estar lejos de los estereotipos convencionales. Todo es exótico, tanto que recién ahora son más los que entienden su lenguaje y dejan de cuestionar sus shows por considerarlos demasiado teatrales. Tal vez sea justamente por su modo peculiar de entender la moda que, con más de veinte años de trayectoria, siga sorprendiendo con sus apuestas y sea considerado un referente no sólo en su país sino en toda América latina. Llegó a Buenos Aires para participar en BIENALSUR, la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur que se lleva a cabo en simultáneo (de septiembre a diciembre de 2017) en más de 32 ciudades de 16 países y con la presencia de más de 350 artistas. “Génesis habla de las corrientes migratorias en América latina y tiene detrás una investigación que revela que estas tuvieron una influencia mucho más grande de la que podemos imaginar en la construcción de la identidad latina”, dice el brasileño. “Uno descubre, por ejemplo, que la iconografía en los pueblos originarios de la Patagonia al sur de Argentina es muy parecida a la de las comunidades de la Amazonia brasileña. Pero este trabajo habla sobre todo de este continente que se construyó por la mezcla de todas las razas, de todos los grupos del mundo. En este momento, en el que muchos países creen que lo que hay que hacer es levantar muros y preservar la cultura, queremos reflexionar: ¿qué es realmente la cultura? ¡Es algo vivo, que está en constante mutación!

“Soy el único diseñador de mi generación que aun está en el mercado. Muchos vendieron sus marcas a grandes corporaciones, otros intentaron crecer por su cuenta y también terminaron desapareciendo del mercado”.

-¿Cuándo empezaste a trabajar en esto?
-Tuvimos un primer contacto en noviembre del año pasado e iniciamos un proceso de investigación y búsqueda. También recuperamos colecciones que yo había hecho ligadas a este tema como Disneylandia (2010) y una línea que realicé el año pasado llamada Resistencia, que hablaba de las crisis migratorias o, más bien, de las crisis que provocan las olas migratorias. Me parecía necesario y urgente que los diseñadores nos volcáramos a esta discusión.

-En tus shows visibilizás lo distinto y eso suele causar polémica. ¿Te asusta que el planteo de la colección sólo quede ahí y no se traduzca a un cuestionamiento?
-Cualquier diseño para ser auténtico tiene que hablar de y para las personas. Lo más lindo en este tiempo que vivimos es aquello que surge de la diversidad. Y por eso recupero lo diferente. Por otro lado, busco provocar deseo. El primero que se tiene que sentir interpelado soy yo. Una vez que la historia me transforma, me siento con ganas, cómodo y seguro para mostrársela a otro. Claro que estamos diciendo que existe un concepto, una historia. Pero la ropa además tiene que tener calidad, tiene que haber un producto para que las personas lo usen. Incluso cuando ellas no conozcan la historia, necesitan sentirse seducidas por ese mensaje.

-¿Qué significa para vos que el diseño sea inclusivo?
-La moda vive un gran desafío hoy; tiene dos rivales fortísimos: el entretenimiento digital y las experiencias. Las personas, cada vez más, se quieren comprar un aparato de última generación o viajar para tener una experiencia única. Eso vale más que comprar una prenda, entonces es importante que la ropa hable de otras cosas. Pienso que el desafío hoy es hablar de inclusión. Aunque, personalmente, es una búsqueda que hice desde el principio de mi carrera.

“hoy La moda vive un gran desafío; tiene dos rivales fortísimos: el entretenimiento digital y las experiencias. Es importante que la ropa hable de otras cosas. Pienso que el desafío hoy es hablar de inclusión”.

-¿Qué te impulsa a seguir en ese camino?
-Hice eso siempre. En 2003 creé una colección desarrollada integramente en el sistema carcelario, en una penitenciaría y hablaba de ese universo. Otras veces hice propuestas desarrolladas en regiones pobres del país, comunicando a través de las prendas la cultura local. En esa época las personas no entendían tanto lo que hacía y me decían que era carnavalesco, que estaba bien para una escuela de samba, pero que moda no es teatro y que una pasarela no era un escenario. Y yo insistí en ese camino.

-¿Creés que el público ahora lo acepta?
-Sí. Hoy mi mayor problema no es de ventas sino de producción porque la demanda es mucho mayor que la distribución. Soy el único diseñador de mi generación que aun está en el mercado. Muchos vendieron sus marcas a grandes corporaciones, otros intentaron crecer por su cuenta y también terminaron desapareciendo del mercado. Y tal vez lo que me mantiene es que nunca perdí de vista el tamaño, la dimensión, que yo podía tener. Quizás si hubiera crecido mucho no estaría hoy aquí sino en Brasil, trabajando adentro de la empresa. Pero siempre intento no perder de vista lo que me mueve que es entrar a otros universos, indagar otros mundos. Me interesa el diálogo con otras culturas.

-¿Se traduce esa inclusividad a los percheros?
-¡Sí! Claro. Hay quienes me cuestionan que hablo de diversidad pero no todo el mundo puede comprar mis prendas. Me encantaría que todos tuvieran esa posibilidad y por ello hay líneas especiales en mi colección. Me interesa observar qué personas tienen acceso y cómo, pero a los diseñadores a veces nos pasa que los cortes o modelos no siempre sirven para cualquier cuerpo o edad.

-¿Hay algo que te desanime?
-En estos momentos, más allá de la crisis económica de Brasil, es el riesgo de una nueva censura. Es una ola global pero en Brasil hay ecos muy fuertes de esto. Estoy convencido de que para las personas ligadas a la cultura es tiempo de resistir, de denunciar cualquier acto de censura, por mínimo que sea, y no acostumbrarse a eso.

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