Los lentes -siempre originales y llamativos- son la marca de identidad del diseñador brasileño que se declara fanático de Jorge Luis Borges y amante de América Latina.

-Los lentes son tu signo distintivo. ¿Tenés muchos?

-¿Cuántos anteojos tengo? ¡Un montón! Pasa lo siguiente, soy un consumidor compulsivo de ciertas cosas: me gustan los libros, los viajes… ¡y los anteojos! Me interesan por la historia que tienen. Tengo unos trescientos. No los uso todos. Estos los diseñé inspirados en unos lentes de la década del ’20, en la que reinaba el Art Déco. Hoy pienso que tengo ganas de cambiar.

-¿Y libros? ¿Cuáles son tus favoritos?

-Me gusta leer todo. Leo clásicos, me gusta la literatura del nordeste de brasil, los autores de inicios del siglo XX, los grandes filósofos, siempre vuelvo a esos libros. Ahora estoy muy enganchado con los autores portugueses y me enamoré de un clásico argentino, Jorge Luis Borges. Me gusta citar esto, cuando le preguntaron sobre qué leería después de su muerte y noticias de qué ciencia le gustaría recibir, respondió: «¿Ciencia? ¡No! Quiero una pila de revistas de moda». Eso es lo que aplicaría a mí.

-Supongo que también guardás una colección de viajes en tu memoria… ¿Cuál es tu lugar predilecto en el mundo?

-¡América Latina! Por lo que conozco y amo Brasil y porque me interesa aproximarme a los otros países. Pienso que es una síntesis del mundo. Este trabajo fue fantástico. Cuando comencé el contacto con el casting me ví probándole ropa a un muchacho que es descendiente de japoneses, pero nacido en Argentina y luciendo prendas de un estilista brasileño con bordados guatemaltecos hechos en Colombia. Esa mezcla es lo que América Latina devuelve como valor al mundo.