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27/05/2018

Dolores Fonzi: «Hoy prefiero pelear por causas importantes»

Por Pablo Steinmann | En unas semanas cumplirá 40 y acá desmenuza todo lo que rodea ese número. Para empezar, la militancia feminista y las luchas para despenalizar el aborto. Además, habla de maternidad, fama y amor en casas separadas.

Entre viajes relámpago a Montevideo (donde está filmando una nueva película), los compromisos y urgencias de sus hijos Lázaro (9) y Libertad (7) y los debates en el Congreso en torno a la ley de despenalización del aborto. Así se arma hoy la agenda diaria de Dolores Fonzi, la actriz, madre y militante de Actrices Argentinas que nos recibió en el corazón de su nuevo barrio, Coghlan, para hablar de todo. De su vida y también de su renovado compromiso social. “Yo siempre me manifesté por lo que me parecía justo, ya sea la legalización del consumo de la marihuana o diversas causas de derechos humanos. Lo nuevo acá es el propio feminismo, la visibilidad y poder que adquirió el movimiento. Hace tres años nadie podría haber imaginado que se iba a hablar del aborto en la mesa del Mirtha Legrand. Hoy es tema de debate en todos lados, en los medios, en la calle y en muchísimos hogares”, señala.

-¿Te imaginabas que vivirías un momento así?
-No, y creo que nadie lo podría haber imaginado. Para empezar porque todos, hombres y mujeres, somos hijos de este mismo patriarcado. Fue recién a partir de que se empezaron a destapar varias ollas de abusos y violencias machistas que todas empezamos a mirarnos y a decir: “sí, a mí también me pasó”.

-¿Vos viviste algo así? ¿Te topaste alguna vez con..?
-(Interrumpe) ¿Con Darthés? No, ¡jamás! Y con actores complicados una sola vez. Tenía 19 años y el tipo era bastante más grande que yo. Me metió la lengua de una forma muy desubicada y ahí nomás reaccioné. Armé todo un show, me fui corriendo al baño a vomitar. Lo exageré todo digamos. Me salió así, no es que lo pensé. Por suerte, igual. El chabón al principio se enojó, me miró todo despectivo y me dijo: “Pensé que querías actuar en serio”. Finalmente me pidió perdón y pudimos seguir trabajando. Tampoco lo iba a condenar de por vida por una pifiada. El tema con Darthés es que él la siguió. ¡Y la sigue! Darthés: ¡pedí perdón! Internate en una clínica o guardate pero aceptá el error. No seas tan macabro de echarle la culpa a Calu (Rivero) y a las demás. Porque hay tres que hablaron pero hay muchas más que lo padecieron y aún no lo contaron. Tengo varias amigas en ese grupo.

-Recién hablabas de la visibilidad del feminismo y lo cierto es que muchas actrices decidieron sumarse a esa novedad, formando en principio el colectivo Actrices Argentinas…
-Es realmente muy emocionante lo que está pasando. En este colectivo somos más de 500 actrices y nos reunimos en asambleas, votamos, consensuamos… Está buenísimo que el pequeño poder que tenemos sirva para algo, que no sólo sea para recibir canjes de ropa. Hoy estamos muy abocadas a la causa de la despenalización del aborto. No lo quisiera decir en voz alta, pero tengo muchas esperanzas de que la ley salga.

“Está buenísimo que el pequeño poder que tenemos como actrices sirva para algo, que no sólo sea para recibir canjes de ropa”.

-¿Qué te pasa cuando escuchas las voces en contra?
-Tampoco lo debería decir pero la verdad es que no les presto mucha atención. En estos discursos preliminares, de hecho, inventaron todo tipo de personajes, payasadas y shows con estudios sobre monos y teorías bizarras. Cualquier cosa. Soy consciente de que esa no es la gente que está en contra por creencias personales. Yo respeto esas creencias pero creo que la realidad supera todo. Las mujeres van a seguir abortando, el tema es cómo. Lo de salvemos las dos vidas me parece un argumento perverso. Una vida depende de la otra y además, para dar a alguien en adopción antes hay que transitar un embarazo, un parto… Es una idea que concibe a la mujer como incubadora. Creo que deberíamos mirar más al mundo. Todos los países más desarrollados,
con mejores niveles de vida y derechos, todos, tienen legalizado
el aborto.

-¿Cómo tocás estos temas con tus hijos?
-Yo no les hablo de nada que no pregunten. Y en este caso lo hacen, pero poco. Y a su manera. El otro día, por ejemplo, mi hija me acompañó a una radio y me dijo: “mirá, mamá, en el afiche hay todos conductores hombres. Una sola mujer. Que injusticia, ¿no?”. La amé y abracé con fuerza. Es una genia. Pero la verdad es que yo no les bajo línea de nada.

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-¿Van a un colegio “progre”?
-Sí, más que progre, inclusivo, que abraza la diferencia y se ocupa realmente de cada niño de manera individual e integral. Tiene un sistema educativo convencional pero con una mirada libre, muy interesante. Frases de (Eduardo) Galeano en las aulas, taller de filosofía… “Hoy hablamos de la confusión”, me dijo Lázaro ayer. Un flash. El otro día pensaba que es todo un desafío criar varones hoy. Ser oposición en algún punto siempre es más fácil. Sos mujer y enseguida te das cuenta dónde están las fallas, el error de este patriarcado. Lo vivís en carne propia. Para el hombre es todo un tema acomodarse al cambio, las generaciones venideras supongo que se criarán con él. Espero que así sea.

-¿Reconocés, por ejemplo, cierto machismo en Santiago Mitre, tu novio?
-No, él es lo más. Es bárbaro, quiere a las mujeres, nos entiende… ¿Será que estoy muy enamorada? (ríe). Fuera de broma, muchos hombres todavía tienen arraigadísima la idea de que lo doméstico pertenece a la mujer. Que es como su altar. Y que cada tanto ellos ayudan. Y que ahí se convirtieron en genios. ¡Porque cambiaron un pañal! (ríe). Es evidente que las mujeres estamos acostumbradas a soportar y sostener todo. Yo misma lo viví en carne propia. Como mujer y madre enseguida aprendés a bancarte todo. El hombre no y creo que hay que ecualizar eso, que la mujer debe aprender a delegar y el hombre a también tomar esas responsabilidades como propias. No es “hoy te hago un favor, me quedo con los chicos”. Son tan hijos tuyos como míos.

-¿Y en tu caso cómo es, que no vivís con el padre?
-Ahí es distinto, Santiago no es el padre de mis hijos, no le pido cosas a él.

-¿Siguen sin convivir?
-Sí. Compartimos mucha cotidianidad pero cada uno mantiene su espacio para cuando lo necesita. Para mí ir a su casa es encontrarme con un espacio adulto muy copado. Antes pensaba que eventualmente conviviríamos pero ahora creo que no, estamos realmente muy bien así. Es un lujo y un privilegio que nos podemos dar.

-¿Te gustaría volver a ser madre?
-Sí, por momentos me gustaría tener veinte hijos más… Pienso que la adopción también es una posibilidad. Me gusta mucho la niñez, la familia, la crianza. Disfruto muchísimo de mis hijos.

-¿Te imaginabas tan conectada con esta parte de tu vida?
-No. Y lo más loco que descubrí en este tiempo es que el tiempo con los hijos realmente pasa volando. Te lo dice todo el mundo y en su momento no lo entendés pero es sí. Para mí la primera infancia de los chicos fue muy abrumadora, porque fueron muy seguidos, por el hecho de ser mujer y bastante sola y porque tuve que aprender todo de manera muy rápida. Ahora ya pasó esa etapa, tienen 7 y 9 años y no hay día que no aproveche la oportunidad de darles un beso mientras duermen y quedarme con su olor un ratito más. Sé que hace tiempo dejaron de ser los bebotes a los que podía llenar a besos. Y eso se extraña.

-¿Fue distinto tener a Gael (García Bernal) cerca este tiempo?
-Estuvo bueno. Igual él tiene su casa acá y suele venir bastante pero sí, el hecho de que estuviera trabajando acá (en la obra Ejercicios fantásticos del yo) hizo que esa estructura familiar esté más aceitada, con todo mucho más mano.

«Me gusta ser una mina de 40. Me siento grande pero canchera».

-Es para destacar que hayan logrado mantener tan buena relación como padres separados…
-Ya estamos grandes, también, ¿no? Yo ya no puedo sostener ningún tipo odio o mala onda con nadie. Prefiero no hablarte más de última. Pero la verdad es esa, ya no me divierte pelearme por pavadas, prefiero reservar esa energía para cosas más importantes. Peleas más grandes quizá, pero que no me desgastan. Al contrario, me empoderan. ¿Estaré más madura? (ríe). Supongo que sí, ¡estoy por cumplir 40 ya!

-¿Te pega de algún modo especial ese número?
-No. Me gusta ser una mina de 40. Me siento grande pero canchera. Con el espejo me peleo cada vez menos además. Lo típico, me veo y me digo: tengo que cuidarme un poco más, hacer ejercicio. Este año arranqué con yoga, que me tiene feliz. No tengo historia, me encanta cumplir años.

-¿Cómo celebrarás tus 40?
-Quiero irme de viaje con mi novio. El año pasado trabajé mucho, no me tomé vacaciones y ahora quiero recuperar. Todavía no decidí el destino. Los chicos se irán con el padre de vacaciones de invierno. La verdad es que son viajadísimos y eso me encanta. Cada tanto igual tengo que bajarlos a Tierra. “Mi ciudad preferida es Nueva York”, me suele decir mi hija… “Bueno, querida, bajá un decibel que seguimos siendo sudacas, eh!” (risas).

 

En la recta final

El próximo 13 de junio será el día de votación de la Ley de interrupción voluntaria del embarazo en el recinto de Diputados. Será una jornada especial -sólo se tratará esta ley- y como tal estará acompañada por marchas y acampes de militantes de ambas posturas. De aprobarse en Diputados -necesita el voto de la mitad más uno de los presentes- pasará al Senado.  “La clave hoy está en los legisladores. Respeto la opinión de tal o cual persona a nivel personal o religioso pero esto es una ley de salud pública. El tema no es a favor o en contra del aborto. Es a favor de hacerlo legal o clandestino, ni más ni menos”, sentencia Dolores.

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