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14/09/2018

Los imperdibles de DoHo, el nuevo reducto foodie

Por Pablo Steinmann I Una antigua, y nunca concretada, traza de autopista se convirtió en un corredor de nuevas viviendas y locales gourmet. Está ubicado sobre las calles Donado y Holmberg (de ahí su nombre) y en esta nota, reseñamos sus secretos más preciados.

Pensada para unir, cruzando toda la ciudad, Barracas con el Acceso Norte, la autopista 3 fue uno de los proyectos urbanos más ambiciosos y desquiciados de la última Dictadura Militar. Su frustrado hacedor fue Osvaldo Cacciatore, el intendente de facto de la Ciudad por aquel entonces que sólo procedió a la primera etapa: la expropiación y demolición de terrenos. Durante años (más de 30) esa “cicatriz” despoblada marcó el pulso de una zona que recién ahora está comenzando a tomar otra forma. ¿Cómo? A través de torres bajas de departamentos (de entre unos y tres ambientes) que en su planta baja albergan a los más diversos locales gourmet. Veredas anchas, fuerte presencia de espacios verdes y una ubicación privilegiada forman parte de un corredor, el DoHo, que vale la pena conocer de cerca. En total son poco más de 10 manzanas, comprendidas sobre las calles Donado y Holmberg entre las avenidas Congreso y De Los Incas. Se pueden hacer caminando, variando las paradas y pausas según el gusto y el ánimo y bajo una única consigna: disfrutar.

 

Candela | Bien “de barrio”

Sus mesitas con flores (en regaderas blancas) son una pequeña muestra de su delicadeza y también de un estilo sencillo y tradicional, coronado en su cartel de bienvenida que anticipa (casi) todo: “Mate y Café”. Tiene varios locales en la zona Oeste y ésta, en Holmberg 2410, es su segunda sucursal en la ciudad. Además de esas dos infusiones, invita a la tentación con una variada repostería casera: bizcochos dulces, pasta frola, torta de ricota y medialunas. Sin embargo, Rocío, su encargada, revela que entre los más pedidos se anota primero el “Campestre”, su célebre tostado de jamón y queso en pan de campo. El local es pequeño y está repleto de detalles vintage, como su pizarra con los imperdibles del día.

Cigaló | Café de especialidad

Abrió hace sólo ocho meses y forma parte de la llamada “tercera revolución del café”, esa que busca ir mucho más allá del tradicional método espresso y que indaga en todo el proceso de preparado, desde la zafra y cosecha hasta su preparación por métodos de filtrado. “Actualmente utilizamos cuatro sistemas diferentes de filtrado, todos bien distintos al clásico estándar de máquina de alta presión y alta temperatura, café super concentrado y cortito”, explica Diego Baetcker, su dedicado barista. El café con leche de almendras ya es un clásico del lugar, al igual que su cheese cake. “Con el tiempo vamos a ir armando maridajes más elaborados. Queremos que la gente empiece a elegir, de manera integral, cómo toma su café”, subraya.

 

Ninina | Clásico porteño

En efecto, la cadena fundada por Emmanuel Paglayan ya se transformó en eso: en una marca indeleble de la ciudad. Ésta, claro, es su sucursal más nueva y ya es todo un emblema del corredor, por la amplitud de su salón y porque todo está a la vista, desde la cocina hasta su máquina de tostar café. “Abrimos este local en abril del año pasado. Nuestra propuesta pasa por buscar la excelencia del producto y la frescura de todo lo que realizamos. Ese es nuestro gran diferencial: la producción propia, sin conservantes ni aditivos”, sentencia Emmanuel. En ese estándar aparecen sus diversas opciones de café, pero también sus jugos, tortas, ensaladas y hamburguesas. Hace dos meses habilitaron aquí también el servicio de cena.

 

Lumière | Al estilo parisino

Es uno de los pioneros de la zona, abrió en la esquina de Donado y Olazábal hace ya tres años gracias al impulso de su dueño y chef, Matías Viaggio. “Al principio realmente no había nadie. Recién este año se empezó a notar el crecimiento del corredor”, sentencia. La impronta francesa de esta brasserie está presente en cada detalle de decoración y también en una carta que fusiona cocina local y mediterránea. “¿Nuestro plato estrella? La bondiola braseada en jugo de naranja y jengibre con milhojas de papa”, revela Matías. Su ambiente es claramente familiar, hasta tiene un espacio de juego para los más chicos bautizado “Petite Lumière”. Abre todos los días, desde las 9 de la mañana hasta la medianoche.

 

Portico | Artesanal y variado

Porque ningún corredor gastronómico está completo sin su heladería, en Doho aparecen dos: Freddo y Portico (ambas sobre Donado). Esta última es la tercera sucursal de una cadena que nació en Ramos Mejía con un objetivo en mente: ofrecer un producto artesanal, con mucha variedad en los gustos y las infaltables paletas que se convirtieron en moda en los últimos años. También brinda café, té y tortas aunque los más buscado, admiten sus dueños, son todos los gustos de helado con Nutella al igual que el Dulce de leche de la casa. El local, es cierto, es pequeño pero afuera tiene unas lindas mesas y sillas para disfrutar del espacio exterior.

 

Café Urbano | Una pausa tentadora

“Un lugar confortable”, así se define este singular local cuya delicada ambientación (muchísima madera) atrae ya desde afuera. En el piso superior sólo están los baños pero con una particularidad: el pasillo permite espiar ampliamente su cocina. “Abrimos hace más de dos años y desde entonces la zona no para de crecer”, relata su encargada Mercedes Pérez y enseguida aclara que la competencia (tienen un Le Blé enfrente) no es un motivo de preocupación. “Todos supimos construir una clientela propia”, afirma. Con mucho énfasis en la frescura de cada propuesta, sus destacados van desde el café, hasta los scons de queso y las tortas, principalmente la de Oreo y la Key Lime Pie.

 

Roldán Cocina | Un outsider muy cool

Erigido a pocas cuadras del núcleo central (en la esquina de Holmberg e Iberá) es como el “outsider” de DoHo, idea con la que la propia dueña, Andrea Roldán, disfruta jugar. “Nos gusta estar por fuera pero también celebramos el crecimiento de la zona”, comenta divertida. Gastronómica de toda la vida, apuesta a la alta rotación de mercadería y, principalmente, a mantener los precios bien accesibles. Tiene exquisitas (y bien naturales) opciones para desayunos, almuerzos y, especialmente, brunchs. Desde el último mes, abre también a la noche los jueves y viernes. Tiene un nutrida vinoteca y todos los días ofrece una sugerencia especial, con platos que van de la brótola con tapenade de olivas y puré al cerdo a la barbacoa con wok de arroz.

 

Restaurantes 

Viva la noche

Así es: más allá de sus lindos cafés, el corredor Doho también se erige como un polo nocturno, especialmente sobre Donado, entre La Pampa y Sucre. Allí aparecen, entre otros, El Bohemio (con sus abundantes risottos), la pizzería Filippa, las cervecerías Tiberio y Gallo negro (ambas con una amplia carta de hamburguesas y piqueos varios) y el imperdible Ache de Lugo, con delicias como provoleta ahumada con pesto de tomate, empanadas indias y ribs con salsa oriental. El último y más reciente de la cuadra (abrió hace un mes) se llama No tan santos y tiene también varias perlitas para descubrir. En primer lugar su ambientación, dominada por impresionantes vitreaux, y en segundo lugar su parrilla, el alma de su propuesta, desde donde salen sus principales platos y su reconocido mix de carnes (vacío, bondiola y asado) acompañado por batatas con miel. Si bien todos estos locales se hacen fuertes de noche, es importante saber que casi todos abren también al mediodía (especialmente durante los fines de semana).

 

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