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18/09/2018

Christophe Josse: el romántico de la alta costura

Por Lilian Rinar | Hoy se conoce en el mundo a través de colecciones refinadas y delicadas. Desde París nos cuenta detalles de este metier capaz de hacer sentir a cualquier mujer como una diosa etérea.

Alto, esbelto, tímido y delicado. Christophe Josse es toda una figura romántica que llego a la alta costura casi sin pisarla, sin aflorarla con escuelas o maestros acumulados unos a otros en un CV de alta gama. Este francés nacido en Provence, al sur de Francia, es un diseñador autodidacta de un talento desbordante, una simplicidad en sus creaciones y un gusto exquisito por lo bello. Con su armonioso y sutil talento crea día a día con sus propias manos, de forma artesanal, un trabajo bien pensado, con ideas bien definidas de lo que para él es una silueta. No da puntadas sin hilo en sus bordados delicados, en su combinación de materiales suaves como el mohair, la seda o el cachemir. En el 2006 la Cámara Sindical del prêt a porter y de la alta costura lo invitó, por primera vez, a participar con su colección a la Fashion Week de Paris y, en 2011 esta institución lo declaró miembro permanente.

-¿Por qué dicen que sos un diseñador romántico?
No sé, la verdad es que no lo tengo en claro. Tal vez porque no soy capaz de hacer una moda provocativa. Ni sexy ni tampoco utilizo para mis colecciones tacos altísimos o escotes desbordantes.

-¿Siempre soñaste con ser diseñador de moda?
-En realidad yo estudié en la universidad historia del arte. Mi meta en la vida era tener una galería de arte y dedicarme a ella.

-¿Cuál fue entonces el clic para cambiar de rubro?
-Por aquel entonces alguien me presentó a Madeleine Castor que era la propietaria de una boutique célebre de decoración en la calle Bonaparte de Paris, una mujer muy influyente en su profesión. Yo adoraba lo que ella hacía, re visitar el estilo Napoleón III, los muebles ingleses, su manera de presentar el todo. En honor a esa admiración escribí un memo sobre los muebles victorianos. Al poco tiempo de haberlo presentado comprendí que yo no estaba hecho para pasar todo el día en una galería esperando clientes. Quería otra cosa. De pronto me di cuenta que las hojas de mis cursos estaban iluminadas, de una forma poco pretenciosa, de croquis, diseños y siluetas con las cuales yo fantaseaba, pero claro, en aquel entonces no tenía ninguna conexión con el medio de la moda o del dise
ño.

-¿Muchos de los estilistas que hemos entrevistado confiesan que se dedicaron a la moda porque tuvieron un pasado familiar que los acercó ¿Hay algo de eso?
-Para nada, mis padres trabajaban en la administración y no había nada alrededor de mi persona que me motivara para dedicarme a la moda.

-¿Entonces estudiaste dibujo y diseño?
-Bueno lo había estudiado durante un año en la escuela de diseño y de moda a la cual frecuentaba en esos días.

-Con esa base reducida en moda podemos decir que lo tuyo es un prodigio…
-No, no soy un prodigio, si uno tiene ganas puede. La moda es un metier de deseos, de pasión. Salir de una escuela con un diploma no quiere decir nada, si uno no está motivado, si no está animado para hacer o realizar algo los estudios no sirven de mucho. En mi metier también se aprende con el contacto, con otra gente que uno ve trabajar, luego está lo que uno tiene dentro y esto no se aprende en una escuela.

-¿Cómo llegaste a ser el diseñador que sos hoy?
-Estudié primero en una escuela de moda que ya no existe y que no era muy buena, pero era muy simpática. La enseñanza era débil y yo soñaba con hacer alta costura, pero claro no tenía ningún contacto, ninguna soga de donde agarrarme. Por suerte logré un stage en la casa Louis Feraud donde permanecí dos años. Después entré en la casa TORRENTE como el primer asistente de Rosa Torrente Mitt a quien le tengo mucho afecto; creo que estuve trabajando con ella mucho tiempo porque me sentía a gusto y nos llevábamos muy bien. En el 2003 Madame Torrente dejó la empresa y yo pasé a ser el director de la alta costura, pero en el 2004 me distancié por problemas con los nuevos inversores. Algo que fue bueno al fin porque me permitió realizar mi propia experiencia.

-¿Estabas listo para para volar por tus propias alas?
-No sé si estaba del todo listo, en todo caso lo hice. Tener su propia casa de moda no es igual que trabajar para otros, uno se enfrenta con la realidad y la problemática de ser propietario de un business y esto es complicado. Para poder solventar mi propio negocio hice colecciones de marroquinería, una colección de prêt a porter para China, que fue una linda experiencia ya que no era alta costura, firmé una colección de trajes de novia para la marca Cymbeline y muchas otras colecciones externas a mi empresa que me permitieron seguir aprendiendo y realizándome como diseñador.

¿Qué dejaron como influencia Louis Feraud y Rosa Torrente en tu trabajo de hoy?

En la casa Feraud fue mi primera experiencia de aprendizaje, allí estaba como un niño delante de un árbol de Navidad, abría las cajas con bijoux o plumas y las miraba con admiración al igual que a las modelos que se probaban las colecciones. Antes de entrar en Feraud yo no conocía nada del mundo de la moda y voila…estaba dentro. Era mágico. Con Rosa Torrente aprendí a trabajar en equipo, la vida dentro del atelier, preparar una colección asumiendo la responsabilidad del mínimo detalle, la mínima puntada.

¿Viajas mucho?

Por mi trabajo voy seguido a Europa Central y a Asia. A este último continente voy seguido porque, por ejemplo, me encanta ir a ver el trabajo que realizan las tribus locales con los tejidos en alpaca, cachemir, mohair, angora con técnicas ancestrales. Pero por placer me gusta ir a Brasil. Las ciudades de Rio y Para Ti me inspiran.

Para ti es una ciudad de colores, pero tus colecciones no son precisamente muy coloridas.

Bueno porque considero que cuando uno hace una colección tiene que seguir un hilo conductor, yo no puedo hacer una colección, ni lo hare jamás, con un vestido rojo, otro verde, otro amarillo. Las colecciones de alta costura contienen pocos modelos, si ellas contuvieran 60 o 70 modelos, como en el prêt a porter, entonces podríamos tener más colores, pero en distintos temas.

-¿Cuál es la meta que te fijaste en tu trabajo?
-Poder desarrollar mi historia, afirmarla, tener los medios financieros que me permitan seguir creando, poder desarrollar un pr
êt a porter. El problema es que para instalar una historia más fuerte dentro de su trabajo uno necesita capitales, entonces hacemos las colecciones para poner nuestro trabajo bajo los proyectores y seducir de esta forma a los financieros. Construir, modestamente, una silueta de mujer y que entre colección y colección haya una continuidad, que no haya una ruptura, lo que me parece interesante para definir un estilo, mi propio estilo. Es como una novela que uno va escribiendo los capítulos, ellos son diferentes pero la novela sigue siendo la misma. Esa es mi meta, construir una imagen que pueda identificarse con mi trabajo.

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