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08/02/2019

Nuestro Hombre

Bautista Lena: «No me gusta lo mediático, lo sufro”

Por Noelia Fraguela | El hijo de Reina Reech se luce en la comedia teatral Convivencia obligada y palpita el estreno de Go, vive a tu manera, la tira juvenil de Netflix. De novio, habla de su familia artística, sus gustos, sueños y pasiones.

Desde el sillón destartalado de la puerta del Teatro Regina se ve llegar a un adolescente con dos gaseosas de litro. Viste una remera blanca estirada, jeans agujereados y anteojos de grueso marco negro. -¿Bautista? -Sí, ¿por la nota? Probablemente, ninguna de las personas que vio la escena sabrá jamás que ese delgado morocho de ojos celestes y 22 años es el nieto de la legendaria Ámbar La Fox, fallecida en 1993, hijo de la exitosa Reina Reech y medio hermano de Juana Repetto. Y él lo prefiere así. En breve empieza la función de Convivencia obligada, pero la parsimonia del actor sosteniendo una lata de cerveza mientras charla en el minúsculo camarín es admirable. Y es que a pesar de su corta edad, Bautista ya tiene 6 años de carrera y toda una vida tras bastidores. “Nací en el teatro y me crié jugando por los camarines, corriendo por los pasillos, es algo que siento muy mío”, dice. Su primer trabajo fue a los 17 en la tira Señales del fin del mundo, una telenovela que produjo Yair Dori para la TV Pública. En teatro debutó con Pueblo chico, participó de la obra dirigida por Nicolás Vázquez, El canasto, y fue parte de Colores. El Regreso, donde compartió escenario con su hermana. Su única experiencia en cine fue en el largometraje Sueños de amor, que se estrenó a fines de octubre. Saliendo de los esquemas tradicionales, Lena también participó de la primera novela musical latinoamericana producida por Netflix, Go, vive a tu manera, que podrá verse en esa plataforma de streaming a partir del 22 de febrero.

-¿Cómo empezaste en la actuación?
-En realidad, yo quería ser futbolista. Jugué en Acassuso y Platense pero dejé por vago (se ríe). En 2010, mi vieja hizo Rumores, con Carlín Calvo. Era una comedia muy divertida y Nico Vázquez hacía un monólogo espectacular que yo aprendí de memoria. Lo imitaba y lo actuaba en mi casa o en cenas del grupo. Ahí me picó el bicho y empecé a estudiar en el Centro Cultural de Béccar. Me formé 3 años antes de que me saliera el primer papel. Igual, el fútbol sigue siendo gran parte de mi vida. Todos los sábados juego en el Torneo Pasión, de Pilar, con mi equipo La Liga de Quito. También entreno martes y jueves con Los Gauchos, el equipo de fútbol de artistas argentinos.

-Tu trabajo fue mayormente en teatro, ¿es lo que más te gusta?
-Tuve la suerte de trabajar en cine, tele y teatro. Los tres tienen lo suyo, pero coincido con el dicho: el cine es del director, la tele del productor y el teatro del actor. Es ahí donde lográs tu máxima expresión. Tenés la respuesta del público en el momento. No podés cortar ni volver atrás. No hay revancha.

-En un momento hiciste campaña para entrar al Bailando, más adelante dijiste que no irías si te convocaran, ¿qué cambió en el medio?
-A lo mejor en su momento fue la desesperación por subir escalones rápido. Pero después me di cuenta de que no era el camino que quería seguir. Lo mediático no me gusta, lo sufro. Busco hacer mi
carrera con pequeños pasos. Prefiero tardar más en lograr una estabilidad como actor con perfil bajo, esfuerzo y laburo. Es más gratificante que saltar a la fama de un momento al otro por aparecer en la tele. Igual, no lo critico.

-¿Priorizás la calidad de un trabajo al elegir?
-Sí, eso lo aprendí de mi hermana y de mis viejos. También Nico Vázquez me enseñó mucho la importancia de la humildad. Las ganas de actuar te pueden hacer elegir un papel contraproducente. Cada vez soy más cuidadoso con las cosas que agarro porque, a pesar de ser tan chico, creo que ya tengo una carrera formada.

-¿Te piden autógrafos por la calle?
-No, porque a los lugares a los que voy ya me conocen y me conocen porque soy Bauti, no “el hijo de…”. El asedio del público lo viví con mi vieja, pero lo veía como algo normal. Para Juana debe haber sido más jodido porque fue en la época de Colores, cuando justo ella tenía la misma edad que los fans. Era ir a comer a algún lado y todo el tiempo foto, foto, foto.

-¿Cómo es tu día a día?
-Vivo en la misma casa desde siempre. Cuando mi mamá quedó embarazada la empezaron a construir. Ahora vivo solo con ella. Mi viejo (el bailarín Pablo Lena) está en Mar del Plata y lo veo poco por la distancia, pero me llevo bárbaro. Paso mucho tiempo solo, con mi novia o mis amigos, que son mi cable a tierra. Fui a un colegio Waldorf, donde hice un lindo grupo, pero con los que salgo, me junto a comer asado y juego al fútbol los conocí en mi fugaz paso por el rugby. Duré poco y salí muy lastimado (se ríe). No sé cómo se me
ocurrió hacer eso. Evidentemente, no era lo mío, pero valió la pena.

-Tenés una relación especial con Juana. Fuiste al primero al que le contó su decisión de inseminarse…
-Sí, me llevo de diez. Somos hermanos y amigos. Y a Toribio (su sobrino y ahijado) lo amo con todo mi ser.

-¿Te ves en el lugar de padre?
-Sí, pero mucho más grande, a los 27 o 28.

-Para mí eso sería chico, igual…
-Sí, tenés razón, a los 30 mejor (se ríe).

-¿Qué sentiste cuando tu mamá contó en la mesa de Mirtha que sufrió un intento de abuso de una ex pareja de su madre cuando era niña?
-Me lo había contado cuando pasó lo de Thelma Fardín. Fueron muchos sentimientos encontrados: impotencia, frustración por no poder hacer nada, tristeza porque sufrió mucho y nadie le creyó ni
la apoyó. Pero me alegra que se haya animado a contarlo.

-¿Cuál sería tu papel soñado?
-Me llevo muy bien con la comedia. De hecho, mi ídolo es Nico Vázquez. Aunque, si me ponés en Hollywood me gustaría hacer una de acción o de superhéroes. Interpretar a Harry Potter o a un Power
Ranger es mi sueño frustrado (se ríe). Pero lo que me gustaría mucho a futuro como actor es llegar a tener un lugar en el corazón de todos los argentinos.Esa es mi meta. Obviamente que siempre está
el deseo de triunfar en otros países, pero prefiero
hacer mi carrera acá.-

 

 

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