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04/07/2019

Viajes

Rodrigo Guirao y un «inolvidable» trip gallego

Por Pablo Steinmann | Creció escuchando historias de la ciudad de Vigo y después de muchísimo tiempo, cumplió el sueño de conocerla. En esta nota comparte, por fin, sus propios recuerdos e impresiones.

Aún persisten las disputas por su nombre; si el actual Vigo se debe a la impronta romana (y al asentamiento Vico Spacorum) o si habría
que mirar mejor por el lado de los vikingos y normandos, que también se fascinaron con sus aguas y ubicación y la nombraron Vik (por “bahía”). Disputas toponímicas a un lado, lo cierto es que Vigo –famosa por sus olivos–- “está en el mapa” desde hace muchísimos siglos y algo de todo ese peso histórico pudo palpar desde pequeño Rodrigo Guirao, gracias a los relatos de sus dos abuelas, que si bien eran argentinas, provenían de familias gallegas, oriundas de Vigo y de la vecina Orense.

Y a ambas ciudades pudo conocer por fin el actor, que hasta allá viajó para hacer fotos y videos para Agua Fresca, la nueva colección de fragancias masculinas de Adolfo Domínguez, marca de la que es embajador hace años. “Apenas supe dónde era el destino del viaje recordé a mis abuelas, sus historias y relatos de familia”, remarca. Su punto de llegada (previo paso por Madrid) fue Vigo, ciudad a la que arribó para encandilarse enseguida con sus vistas marinas. “Paseé mucho por su puerto que, en algún punto y a mucha menor escala, me hizo acordar al puerto de Olivos, cerca de la zona donde me crié. Se ve que era un viaje para estar conectado con el pasado y la familia”, comenta con su habitual sonrisa.

Cerquita de allí se erige el también célebre casco histórico de la ciudad (con su hermosa Plaza de la Constitución y el imperdible Mercado de la Piedra) y el llamado Ensanche, la zona vecina algo más moderna y rebosante de museos, restaurantes y bares. “Debido al trabajo, admito que mis paseos fueron más nocturnos que diurnos”, comenta Rodrigo, de nuevo con una sonrisa, antes de rematar: “Fue ahí que descubrí a una ciudad muy vital, mucho más de lo que imaginaba, y un mundo gastronómico increíble: platos repletos de mariscos, pulpos, frutos de mar y otras exquisiteces que muy difícilmente olvide”. Su periplo casi que se transformó así en tour gourmet, al punto que el actor y modelo comparte varios de sus elegidos, para tomar nota y agendar: el restaurante El Mosquito (un clásico y referente absoluto de la comida de mercado, está regado de fotos de sus visitantes ilustres, como Julio Iglesias, Arturo Pérez-Reverte y Ferrán Adrià), la Taberna Morrofino (“ahí comí el mejor pulpo del mundo”, comenta Rodrigo) y el restó Maruja Limón, ideal para picar algo más liviano y tomar tragos con una envidiable vista al náutico.

“Descubrí a una ciudad muy vital, mucho más de lo que imaginaba, y también un mundo gastronómico increíble”.

Además de estos deleites urbanos, el actor y modelo tuvo la suerte de poder conocer in situ los también célebres bosques “o parques forestales” de la Comarca de Vigo. Ubicados a muy poco del centro
(lo que los vuelve aún más increíbles), estos pulmones formados por robles, sauces, pinos y eucaliptos –y en muchos casos, también cascadas y ríos– son un atractivo fenomenal de la zona. Bembrive, Monte dos Pozos, Fraga dos Eumes y Monte Alba son algunos de los nombres de esos parques, muchos de los cuales se salvaron “de milagro” (en realidad fue gracias a la humedad del lugar) de los tremendos incendios que asediaron a toda Galicia durante 2017. “Fui feliz paseando por esos bosques, de verdad te permiten desconectar por completo del entorno que lo rodea. Por momentos, incluso, sentía que estaba en el más alejado y remoto paraje de la Patagonia”, comenta Rodrigo, que en esos frondosos paisajes realizó gran parte de los videos de la campaña de Adolfo Domínguez. También visitó Orense, la vecina ciudad gallega en la que el diseñador tiene su famosa mansión. “Lamentablemente allí no pude recorrer casi nada, pero me quedó la cuenta pendiente y la excusa inmediata, por si hiciera falta alguna, para volver muy en breve. No tengo dudas de que así lo haré”, concluye.

 

Bien Gourmet
La tradición gallega unida a un inmejorable acceso a los productos del Mar Atlántico. Así podría definirse la gastronomía local que tiene en el pulpo a la gallega (o “polbo á feira”) a su máximo exponente.
La mariscada, un verdadero festival de ostras y frutos de mar es otro de sus platos salientes, así como los peixiños (“pececitos”) fritos. Tampoco hay que olvidar la empanada gallega (rellena de atún y pimientos) y la ternera asada.

 

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