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Diseño de U+1
10/03/2020

Moda

Slow fashion, una tendencia que crece y va por más

Esta filosofía, también llamada «moda sostenible» es la antítesis del Fast fashion o moda industrializada. Cuatro expertas en el tema nos cuentan todo sobre esta corriente que, aunque lenta, en la Argentina también avanza.

El concepto Slow fashion aparece en el 2007, fue acuñado en Londres por Kate Fletcher, diseñadora y profesora de sostenibilidad, como contracara y en respuesta al Fast fashion. En sus comienzos este movimiento no tuvo gran repercusión e impacto, hasta que en 2013 sucede la tragedia de Rana Plaza: El 23 de abril de 2013 el complejo fabril Rana Plaza, en las afueras de Dhaka, Bangladesh, crujió bajo los pies de sus miles de apretados ocupantes. Despavoridos, fueron obligados a volver a las máquinas. Al día siguiente, la factoría se derrumbó con ellos dentro: el resultado fue de 1.134 muertos y más de 2.000 heridos. Como consecuencia se desveló el verdadero precio de una industria –la de la moda– que, además, es la segunda más contaminante del planeta.

«La definición del concepto fue mutando con los años y evolucionando, por lo que a veces se dificulta definirlo. Por ese motivo muchos deciden definirlo a través de oposición, de lo que no es, es la antítesis del Fast fashion. Pero para mí es mucho más que eso, es un estilo y una elección de vida», explica Agustina dos Santos Claro, Licenciada en Diseño Textil e Indumentaria y Directora Creativa en U+1

U+1 (@umasuno.a2)

«Hace poco leí algo que me pareció acertado, al investigar sobre el tema, encontré un articulo que decía que había que pensar el Slow fashion en base a los conceptos de Slow living, esto sigue la línea de lo que planteaba antes. Al definir el Slow fashion con los termino del Slow living, nos encontramos definiéndolo bajo los siguientes parámetros», dice Agustina, y pasa a enumerar las características del slow fashion:

  • Ralentiza el ritmo de compras y consumo para hacer las preguntas profundas (difíciles).
  • Es una opción de estilo de vida natural.
  • Es consciente y atento.
  • Es más atemporal que moderna.
  • Tiene una visión a largo plazo en oposición a la vista rápida a corto plazo.
  • Se trata de calidad en lugar de cantidad: prendas que pueden durar años o incluso toda la vida.
  • Tiene un propósito y es intencional.
  • Es una corriente holística y considera todo el ciclo de vida del producto.
  • Es sostenible y no considera los productos como desechables.
  • Es ética y analiza las conexiones entre las cosas: materias primas, medio ambiente, trabajo humano, etc.
BIOTICO (@biotico_sustentable)

El Slow fashion, al igual que el Slow living, es contracultural, ya que va en contra de las normas sociales actuales de que «más es más» y «más rápido y más barato son mejores». Esto nos lleva a los mandamientos propiamente dichos del Slow fashion, que es otra manera de definirlo.

  1. Oponerse a la moda producida en cantidades supraindustriales.
  2. Elegir productos artesanales para apoyar a las pequeñas empresas, el comercio justo y las prendas fabricadas localmente.
  3. Fomentar el reciclado de prendas comprando ropa de segunda mano o vintage y donando las prendas que ya no se utilicen.
  4. Elegir ropa fabricada con materiales sostenibles y producida éticamente.
  5. Incorporar a nuestros armarios prendas clásicas, que duren más tiempo, atemporales, que no pasen de moda.
  6. Hacer nuestras propias prendas: reparar, personalizar, alterar… para así alargar sus años de vida.
  7. Disminuir el consumo de ropa: no comprar de forma compulsiva sino elegir prendas especiales y de máxima calidad.

Situación en Argentina

«Cuando empezás a definir al Slow fashion como una elección de vida, hace que dejes de pensar en él simplemente como una tendencia o algo que está de moda y que es pasajero. Eso un estilo de vida que va más allá de la moda, es algo que empieza a verse en la rutina del día a día y en las elecciones que tomamos. Para mí eso hace que no tenga fecha de caducidad«, sigue Agustina.

Casalderey ( @casalderey.official )

En la Argentina todavía no se habla mucho de Slow fashion y según Dos Santos Claro, «muchas personas no saben realmente qué es, hay mucha desinformación, además existen conceptos que se mezclan o confunden. Aun así, hay más preocupación por lo que se compra o el detrás de las marcas que hace unos años. EL consumidor quiere saber y quiere involucrarse en el proceso, porque ya la compra no pasa tanto por el producto en si, sino por la experiencia del usuario. Hay un cambio en la forma de consumir, el proceso es más humano, más personal y directo, existe un vinculo más cercano entre el diseñador, el producto y el comprador«.

Aun así, la desinformación, hace que el consumidor no entienda que este tipo de productos es más caro, esto lleva a una frustración a la hora de comprar. «Las personas ven los precios de los productos sustentables y éticos, y su primera reacción es “es muy caro” o “imposible de pagar”, esas reacciones son lógicas, están acostumbrados a productos producidos en masa a bajo costo», agrega la Directora Creativa de U+1.

Valentina Mander (@valentinamander)

«Creo que estamos en un proceso de transición, la intención de comprar de forma ética, y apostar por el diseño emergente slow existe y se ve cada vez más, pero económicamente el comprador no puede. Para achicar esa brecha y que los productos sean cada vez mas accesibles, hay que educar y fomentar el consumo sustentable, para que cada vez más personas consuman de esta manera y sea mas rentable», explica Agustina, y agrega: «Todo se centra en la educación, es preferible ahorrar o invertir en un producto más caro pero que sea atemporal y duradero, que productos mucho mas económicos pero cuyo ciclo de vida es corto por la calidad que tienen«.

U+1 (@umasuno.a2)

Según la licenciada, la realidad es que un producto slow fashion no es lo mismo que un producto fast fashion, y el error del consumidor reside en compararlos, o decir que consigue el mismo producto a menor precio en otro lugar. «Como diseñadores es nuestra responsabilidad educar y hacerles ver que no es así», dice y pasa a enumerar los motivos por los cuales estos productos son caros:

  • Están desarrollados con materiales de calidad, reciclados o descartes textiles.
  • Se producen pocas cantidades, no es un producto masivo que lo va a tener todo el mundo.
  • Se confecciona en talleres en blanco, en con las condiciones adecuadas.

«Hay que mostrar la realidad, aunque moleste, porque créanme, si un producto sale $200 es porque alguien en la cadena de valor lo está pagando, y generalmente es quien está más abajo en la cadena, el que lo confecciona», agrega.

Gabriela Casal de Rey, creadora de la marca Casalderey, por su parte, afirma: «Recién en el año 2018 se ha comenzado a notar un cambio en cuanto al consumo en la Argentina. Dada la situación económica del país y la enorme crisis del sector este movimiento de la moda sustentable se ve ralentizado. Por suerte tenemos algunas marcas, diseñadores, educadores, comunicadores de tendencias y organizaciones con fuertes convicciones quienes ayudan en la construcción de un pensar colectivo comprometido con el comercio justo. El proceso es muy lento pero de a poco se percibe la empatía de la gente con esta tendencia y los consumos han ido aumentando en el sector. En Casalderey hacemos Slow fashion. Buscamos diferenciarnos con productos de gran valor agregado,con una mayor calidad y, por ende, durabilidad extendida. Trabajamos con un fuerte enfoque en satisfacer a un target sumamente específico y exigente, que busca la exclusividad de las prendas confeccionadas a mano y muchas veces a medida. Somos una estructura muy chica que trabaja de forma transparente, valorando a la gente, la creatividad, con respeto y amor por lo que hacemos en colaboración con artistas y artesanos de diversas disciplinas que enriquecen el proceso de diseño, logrando que cada prenda sea única para cada cliente. Vestir una prenda Casalderey es entender y valorar estos principios.

Casalderey ( @casalderey.official )

–¿Creés que las marcas empezarán a apostar por esta política?

Agustina dos Santos Claro, de U+1 –Creo que las nuevas generaciones de diseñadores ya están apostando por estas nuevas políticas. Desde la creación de la marca contemplan ser éticos y sustentables. Creo que ya no es una opción es algo que nos esta demandando el mundo, es casi obligatorio. El problema se presenta en las grandes marcas, que se ven afectadas por este cambio de paradigma, porque son empresas donde cambiar un sistema totalmente arraigado y aceitado implica cambiar la mentalidad de sus empleados que están acostumbrados a un tipo de producción. Además, que ser Slow para una marca de productos industrializados acostumbrados a producir grandes cantidades es un problema. A su vez ser sustentables a una escala tan grande es una inversión muy alta porque todo las practicas, materia prima que respecta a este universo es mas costoso. Aun así, no creo que sea imposible, si uno se lo propone con metas y objetivos claros, se puede comenzar un proceso de camino a la sustentabilidad, que va a llevar obviamente un tiempo porque implica muchos cambios.

BIOTICO (@biotico_sustentable)

Por su parte, Jessica Pullo, creadora de BIOTICO, también responde a esta pregunta y asegura: «Los emprendimientos como BIOTICO, que nacimos sostenibles, estamos contagiando a los nuevos para que se sumen a este movimiento; el gran desafío lo tienen las grandes marcas que practican la moda rápida; entiendo lo difícil que es cambiar el modelo productivo, pero les recomiendo que nos sumen a sus propuestas, quizás comenzando con una cápsula. El cambio es entre todos y ayudarnos mutuamente nos va a permitir lograr la transformación de la moda que necesita el mundo».

Por su parte, Valentina Mander, diseñadora de joyería y creadora la marca que lleva su nombre, sostiene que «las marcas nuevas definitivamente empezarán a optar por esta corriente porque, a pesar de que lastimosamente para muchos no es tan importante, el mercado lo exige: a todo lo que es lujo se le está exigiendo que se vincule con sostenibilidad».

Valentina Mander (@valentinamander)

–¿De qué manera se puede saber efectivamente que las firmas estén cumpliendo con los lineamientos?

Agustina dos Santos Claro, de U+1 Para poder analizar y opinar al respecto primero hay que educarse, investigar y formarse en el tema. Como dije anteriormente muchas personas no saben del tema, y la desinformación hace que tampoco puedan realmente saber si una marca está cumpliendo con los lineamientos. El concepto slow fashion es muy amplio, ser completamente slow para una marca chica o un diseñador es muy costoso. Por eso al principio cada uno elige en qué focalizarse para ser slow, para a medida que la marca crece empezar a serlo en más de un aspecto. Por un lado, está el concepto de ser éticos y por el otro, sustentables, son dos conceptos que están dentro de los lineamientos del slow, pero no son lo mismo. Por eso me parece importante destacarlo, porque una marca puede elegir focalizarse más en una que en la otra.

Gabriela Casal de Rey, de Casalderey –La certificación STeP es otorgada a empresas cuyo objetivo es la moda sustentable, habiendo sido auditadas y sometidas a una serie de pruebas en sus instalaciones en cuanto a la utilización de químicos, a la gestión ambiental, la responsabilidad social, la gestión de calidad, de seguridad y de salud.

Moda ética y sostenible

La moda ética a menudo se refiere a los derechos humanos y animales. En lo que respecta a los humanos, la moda ética se aplica a las condiciones de trabajo, salarios justos y tratamiento, y no al trabajo infantil.

La moda sostenible (o ecológica), a menudo tiene que ver con el impacto ambiental. Optar por fibras y materiales que sean orgánicos, reciclados o reutilizados, limitando los químicos / colorantes nocivos, reduciendo el uso de energía / agua y los desechos, y en general eligiendo opciones de bajo impacto siempre que sea posible.

BIOTICO (@biotico_sustentable)

«Hay que prestar atención a todo para corroborar si una marca es sustentable porque todo debería comunicarlo, desde las etiquetas, el packaging hasta la producción fotográfica. También la elección de los textiles, como son los procesos de producción, pero estos son temas más complejos por un lado porque si no sos del rubro o no te formas al respecto, difícilmente sepas como analizarlo, y segundo porque ver el detrás de la producción de la prenda es difícil salvo que la marca lo comparta en sus redes sociales», sigue explicando Agustina dos Santos Claro.

«Por eso es importante que el consumidor le pregunte a la marca, antes de hacer un juicio de valor y también la marca debe ser honesta y transparente, porque todos sabemos lo difícil que es y en todos los detalles que hay que estar para ser sustentable al 100%, no es imposible, pero es un camino un proceso, no es algo que se logra desde el comienzo», aclara.

Por ejemplo, a una marca que comienza le es difícil ser sustentable en todos sus aspectos, porque se necesita una inversión muy grande. Por eso decide priorizar algún aspecto y comenzar a ser slow desde ahí, para luego ir creciendo y aplicándolo en todas sus áreas.

«Creo que la clave está en que la marca sea honesta y manifieste que están en un proceso hacia la sustentabilidad, y no decir simplemente que son sustentables, porque el consumidor va a empezar a indagar, y seguramente va a recalcar que no es sustentable en todos sus aspectos y no va a valorar o destacar en cuáles sí lo es. Básicamente porque las personas están cansadas de que les mientan, por una movida de marketing. Así que es importante decir ‘nosotros trabajamos para ser una marca slow y lo somos de esta manera, sabemos que debemos seguir creciendo y desarrollándonos para serlo completamente'».

Valentina Mander (@valentinamander)

-¿Cómo está tomando el mundo la nueva era del Slow Fashion?

Agustina dos Santos Claro, de U+1 –El mundo está luchando por nuestro planeta, las nuevas generaciones son muy conscientes del medio ambiente, y son ellas muchas veces las que toman las iniciativas de un consumo responsable dentro de sus hogares, y son las que educan a sus padres. Creo que de una forma u otra todos tienen la inquietud y las ganas de ser más sustentables, lamentablemente muchas veces no cuentan con la información o no saben cómo hacerlo. Por eso desde nuestro lugar como diseñadores o comunicadores debemos educar. El consumo no pasa ya por el comprar por comprar, o más es más. Hay una necesidad por desacelerar, de pensar antes de consumir, y ahí entramos nosotros, para ofrecer ese cambio.

Jessica Pullo, de BIOTICO Desde las grandes pasarelas cada vez hay más propuestas de moda lenta, tanto diseñadores como charlas; en el caso de las marcas de fast fashion, no estoy viendo que el cambio sea radical ni comprometido, tienen que entender que la transformación es urgente, no podemos seguir comprando prendas hechas bajo condiciones de explotación laboral ni a costa de contaminar el ambiente, en especial el agua potable del planeta».

U+1 (@umasuno.a2)

Valentina Mander –Tanto los millennials como la generación Z están cada día más atentos a qué compran y de dénde proviene. Para consumir, quieren saber cómo se fabricó y por quién. Consumen menos y de más calidad, están replanteando la manera de comprar y para poder estar en el mercado internacional, es indispensable considerar esto; por esto todas las marcas, inclusive las de fast fashion o de jeans (producto que contamina a más no poder), están desarrollando líneas de slow fashion, conceptos opuestos a su ADN, pero eso muestra cómo el consumidor exige cada día más.

Por último, Agustina dos Santos Claro explica lo que personalmente le sucede como diseñadora: «Como creativos tenemos que repensar constantemente cómo ofrecer productos que cumplan con las expectativas y demandas de este nuevo tipo de necesidades. Mi forma de pensar a la hora de diseñar y también de comunicar está continuamente mutando, cambiando y adaptándose. Hoy estoy focalizada en ofrecer productos que tengan versatilidad, y enseñarles a mis consumidores cómo una prenda la pueden combinar de múltiples maneras, para poder adaptarla a diversos escenarios y contextos. De esta manera, con menos prendas en el guardarropa podés generar diversos conjuntos».

Instagram: U+1, @umasuno.a2 / BIOTICO, @biotico_sustentable / Valentina Mander, @valentinamander / Casalderey, @casalderey.official

 

 

2 pensamientos en “Slow fashion, una tendencia que crece y va por más”

  1. Excelente artículo, muy práctico y ayuda mucho para entender el slow fashion y los diferentes enfoques que tiene. Soy diseñadora, llevo varios años trabajando en el campo del diseño, había escuchado sobre el slow fashion pero nunca entendí completamente como funcionaba, sin embargo este artículo me ha aclarado muchas dudas que tenía y me ha motivado para sumarme a esta corriente. Felicidades y muchas gracias por la información.

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