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07/05/2017

Las chicas del cable: El detrás de escena de la serie del momento

Por Andrea Arbelaiz (Desde Madrid) l Amor, amistad, celos, machismo y sed de emancipación son los condimentos de una ficción que cautiva a mujeres de todas las edades. Visitamos el set de Netflix y te contamos todo.

De la historia femenina pocos capítulos resultan tan interesantes como la etapa en la cual las mujeres cambiamos roles milenarios y comenzamos a incorporarnos al mundo del trabajo. La familia, la pareja, las amistades y obviamente la visión del mundo cambia y por lo tanto resulta rico y atractivo para libros, series y películas, tanto testimoniales como de ficción.
Por compartir esta mirada, por primera vez Netflix realizó en España una serie original en asociación con Bambú, la productora local que cuenta con grandes éxitos situados en el siglo XX. La tira que se empezó a rodar en septiembre pasado se estrenó hace dos semanas mundialmente y en principio tendrá 8 capítulos de 50 minutos cada uno. Según trascendió la intención es cautivar a un público afin con los mismos ingredientes de Gran Hotel y Velvet. De ahí que la alianza cuente con la participación de Teresa Fernández Valdez  y Ramón Campos, los productores ejecutivos de estos dos grandes éxitos.

«Las mujeres buscaban otros horizontes y por supuesto las que se aventuraban eran las más osadas y con una mente progresista ya que debían enfrentar, sin dudas, el machismo de la época”.

La serie se sitúa en Madrid en 1928, época en la que se inauguró la Compañía Nacional de Telefonía y sus oficinas en el centro de la ciudad eran visitadas por cientos de chicas que buscaban su primer trabajo. “Para las jóvenes de los años 20 – cuenta Teresa- la compañía y el trabajo significaban progreso y modernidad. Las mujeres buscaban otros horizontes y por supuesto las que se aventuraban eran las más osadas y con una mente progresista ya que debían enfrentar, sin dudas, el machismo de la época”.

“Mi personaje es Angeles. Está casada y tiene una hija. Es bastante conservadora y sumisa. A lo largo de la temporada va viendo la luz y comienza a hacerse fuerte y lo logra con la amistad y los referentes que tiene a su lado”, cuenta Maggie Civantos al relatar la evolución y cambios que estas mujeres experimentan con la incorporación al mundo laboral. Sobre su personaje, Blanca Suárez detalla: “Lidia es una persona sin familia, que siempre estuvo sola en la vida. Llega de casualidad a la compañía y trae muchos secretos. Fue maravilloso encarnarla para mostrar cómo desde el trabajo se va abriendo a la vida”.

Sobre Carlota, Ana Fernández describe que su personaje es “como una ardilla. Se ríe de todo. Viene de una familia acomodada y marca la diferencia entre ser feminista y ser femenina buscando la libertad”. Y en cuanto a Marga, encarnada por Nadia de Santiago, básicamente es una chica de pueblo que llega a la gran ciudad impulsada por la sugerencia de una abuela que ve una gran oportunidad para su nieta. El desafio de estas actrices fue lograr desde los gestos, el modo de hablar y de moverse marcar las diferentes procedencias y la fortaleza femenina para la superación, al igual que el papel de Sara (Ana Polvorosa) que es la jefa y representa la postura más feminista de todas. Aunque durante todo el rodaje detalles y misterios de la serie fueron un secreto bien guardado, se sabe que dará mucho que hablar, especialmente por poner en evidencia aspectos difíciles de la relación de géneros. Y, por estar situada en la época de la telefonía, planteará una “revolución en las vidas de estos hombres y mujeres, del mismo modo que el teléfono revolucionó la comunicación de una época y a partir de ahí todo fue un antes y un después”, enfatizan los directores Carlos Sedes y David Pinillos.

Enteramente grabada en Madrid la serie contó con un estudio y exteriores armados bajo un marcado estilo art déco. Si bien para empezar a armar la historia los realizadores miraron cientos de fotografias, la fachada de la empresa de telefonía no es una copia literal sino que está inspirada en otros edificios de la época como el Banco de España. “Teniamos que reflejar el Madrid de los años 20, pero la verdad es que quisimos darles a algunos ambientes, como por ejemplo la pensión en la que viven las chicas, un estilo más parisino”, aclara Ramón Campos.

El elenco en conjunto destacó la riqueza de la trama ya que no hay reparos en mostrar aspectos reales. Lo cierto es que un trabajo en la empresa de telefonía para muchas mujeres de la época significaba modernidad y también emancipación. Mas allá de romper con  el afuera y los mandatos culturales, estas mujeres se enfrentaban también a los conflictos que esto traía con los hombres, con sus parejas. “Para los caballeros era desestabilizador que las mujeres quisieran trabajar ya que eso era para otro status social y les quitaba libertad para hacer afuera lo que quisieran”, destaca Teresa Fernández.

Como realmente sucedía, la serie muestra sin tapujos la violencia de género Y en ese sentido Sergio Mur (uno de los protagonistas masculinos junt con Yon González, Martiño Rivas y Nico Romero)) confesó que durante el rodaje este aspecto es el que más le costó interpretar: “Mi personaje Mario se pone furioso por el trabajo de su mujer, Surge todo el machismo y también la violencia. Me costaron algunas escenas, al punto tal que quedaba perturbado luego de las filmaciones”

El vestuario es otra de las perlitas de Las chicas del cable. De lo que se pudo ver anticipadamente, cada protagonista cuenta con un surtido perchero donde hay vestidos de día y de noche, con diseños inspirados muy acertadamente en la personalidad de cada chica del cable. Tal es así que el de Marga, quien llega del campo, los colores seleccionados son más sutiles al igual que los diseños, mientras que los de Blanca incorporaron detalles más sexies y estampas con colores algo subidos de tono. Gran parte de las telas fueron llevadas de Italia y las que se mandaron confeccionar especialmente tomaron como inspiración prototipos originales conservados en museos y en colecciones privadas.

En cuanto al uniforme de las chicas, “Es copia muy fiel del original, aunque el verdadero llegaba hasta la mitad de la pantorrilla, mientras que el nuestro sobrepasa la rodilla. Digamos que el nuestro es más bonito y algo más sexy”, aclara entre risas Ramón Campos.

Felices con el trabajo realizado el elenco destacó que aún no sabe qué tanto impactará en sus vidas y en sus carreras formar parte del portfolio de series de Netflix. Lo que sí es seguro -expresaron las chicas- es que hacen falta más series y películas con protagonistas femeninas y también de acción para mujeres. “Estamos viviendo un cambio en el gusto de los espectadores. Hacen falta más ficciones con protagonistas fuertes y decididas, sin ser masculinas y sin dejar de ser mujeres.

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10 pensamientos en “Las chicas del cable: El detrás de escena de la serie del momento”

    1. Gracias Astrid, muy adecuado tu comentario. Desde la producción de la serie apreciamos este tipo de crítica constructiva, así como denostamos aquellas palabras injuriosas que solo intentan poner PALOS EN LA RUEDA. Dejando esto en claro (me refiero ahora a tu exégesis, palabras llenas de luz que no se dejan tentar por la glosa soez), tanto a mí como al equipo de producción nos gustaría saber más de tí: ¿cuáles son tus músicas favoritas? Insisto, espero que te mantengas en la línea del respeto como te venís manteniendo hasta ahora (hecho que celebro), y no te decantes por el anacoluto vulgar u otros vicios del lenguaje. Esa es siempre la salida más fácil pero no siempre la más honrosa. Si tenés alguna pregunta, la seguimos por acá.
      Un saludo cordial,
      Lautaro Fenkelman.

  1. Hola Astrid, de vuelta yo, Lautaro, de la producción de la serie. No quería dejar pasar la chance de agradecerte por tus palabras cautivantes. Acá mi compadre Phil Sebastian aprovecha para mandarte un saludo y sobre todo para darte las gracias por no haber usado palabras como «chota». Yo no puedo más que pedirte disculpas por su comportamiento ¿Sabés que ese ni siquiera es su nombre real? Se hace el rubio pero no es más que un calabrés con aliento a ajo. Tiene taller en Munro. Nobleza obliga, tengo que admitir que comparte algo contigo: la pasión por el lenguaje. Para él un «pendejo» es un cabello anal y «barco» es un pibe de independiente que anda un fenómeno (conflicto en puerta con Ubeda, ex mufademia, lo dejaría sin mundial).
    Te dejo un saludo y después la seguimos.
    Lautaro Jesús Fenkelman
    DNI 5.734.890

  2. Hermosa serie. Atrapa. Al igual que otros, no relaciono a la música con la serie, es decir a veces siento que me hablan de dos épocas diferentes!! Felicidades por tan hermosa producción.

  3. Otra serie feminista, otra moda aburrida, nunca algo real u original. Que tristeza. Un asco, realmente. Otra serie mas para llenar un ejercito de mentes estúpidas contra el genero masculino, y después opinar estupideces sin fundamentos. Moldear mentes, que crimen.

    1. no es obligación mirarla Elías, a mi nadie me va a llenar la cabeza contra los hombres, no soy tan estúpida. Es solo un entretenimiento, para instruirme no me sirvo de la televisión.

  4. La veo con mi hija adolescente y además de atrapante, entretenida y muy bien lograda da para el debate, sobre cómo algunas costumbres consideradas normales en cierta época hoy pueden ser aberrantes, y así reflexionar si hoy día cosas normales no serán consideradas aberrantes en un futuro. Lo único que me «descoloca» un poco es ver que en ese logrado ambiente de época se pongan a bailar o escuchar música que no es de esa época, hace que me «salga» de la escena en la cual me encontraba atrapado.

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