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04/07/2018

Agustina Cherri: “El medio se volvió muy cruel y eso me asusta”

Por Pablo Steinmann l De nuevo en teatro (con la obra Perfectos Desconocidos) hoy se enfrenta al dilema de una hija que quiere seguir sus pasos. Sobre eso, la fama, los celos y el amor después del amor habla esta actriz y madraza argentina.

Llega preocupadísima por el horario y se deshace en disculpas por la demora. No es su culpa, claro, pero ella igual asume la responsabilidad como si de verdad fuese así, como si en su abanico de aptitudes también figurase la posibilidad de manejar a dedo el habitual caos de tránsito de la ciudad. Y encima no la tiene fácil, ya que casi a diario debe unir el municipio de Pilar (su lugar en el mundo hace muchos años) con el centro, donde hoy trabaja como parte del reconocido elenco de Perfectos desconocidos, la obra basada en la película de Paolo Genovese que dirige Guillermo Francella. Su premisa, se sabe, es bien simple: ¿qué sucede cuando un grupo de amigos (interpretados acá por, entre otros, Peto Menahem, Mercedes Funes y Gonzalo Heredia) decide compartir todos los llamados, mensajes y chats que llegan a sus celulares durante una cena?  Divertida, Agustina toma la posta y comenta: “Yo jamás me prestaría a un juego así. Pero no por infiel o por estar llena de secretos, simplemente  porque soy muy respetuosa de mi intimidad. Y también de mis afectos, ya sean parejas, amigas o familiares. No hablás las mismas cosas, ni de la misma manera, con todos, sería un despropósito simular que sí”, sentencia.

-Hacía casi diez años que no hacías teatro. ¿Te costó adaptarte a esa nueva rutina de horarios nocturnos?
-Sí, esta profesión siempre te plantea cambios de esquemas y no te queda otra más que adaptarte. Es como que paso de no llevar nunca a mis hijos al colegio a poder llevarlos y traerlos todos los días. Pero a no estar a la noche, por ejemplo, ni tampoco durante mucho gran parte de los fines de semana… Hoy extraño lo nocturno con ellos, las cenas, las dormidas, los baños…. Pero los chicos se adaptan rápidamente. Cada tanto aparece el “no te vayas mamá” pero yo siempre trato de que se enfoquen en todo lo que pudimos hacer juntos durante el día. “Tenés razón, andá”, me terminan diciendo.

-¿Quién es más pegado a vos?
-En general, el mimoso es Nilo (6). Pero lo loco es que a la hora de soltarme él es mucho más desapegado que Muna, que sí suele hacerme planteos cuando me voy de casa.

-Vos empezaste a trabajar a los 7 años, ella tiene 9… ¿Pensás en eso?
-Ayer justamente hablamos de ese tema. Me agarró y me preguntó: “mamá, ¿a qué edad hiciste tu primer casting?”. “A los 6”, le respondí, sabiendo que con eso se iba a disparar una larga charla. Ella quiere salir ya a hacer castings. Estudia canto, piano, comedia musical, le gusta mucho el mundo artístico y la verdad es que canta muy bien. Pero tanto yo como el padre creemos que todavía no es el momento. Que aproveche ahora para estudiar, para formarse y para averiguar qué es lo que más le gusta y qué no… Yo siento que además este medio cambió mucho. La televisión de hoy es muy distinta a la que yo conocí de chica.

«Más allá del amor que siento por Tomás, hay algo de lo que pasó entre él y mis hijos que me terminó de conquistar del todo...»

-¿En qué sentido lo decís?
-¡En todos! En aquel momento eran apenas cuatro canales y en general la tele no era tan cruel como ahora. La exposición hoy es todo un tema, sobre todo en esta era de redes sociales… En el caso de Muna se sumaría además el hecho de ser hija de dos padres conocidos, algo que yo no viví en absoluto. Mi crecimiento en el medio fue paulatino, muy de a poco. Acá ella ya llegaría como la hija de Gastón Pauls y Agustina Cherri. Queramos o no, es así. Y la verdad es que me da mucho miedo como puede llevar toda esa carga. Me asusta. No es que se la quiero evitar, pero recién tiene nueve años, me parece que hay tiempo para que la pueda sobrellevar mejor.

-¿Sentís que era  medio inevitable que eligiese este camino?
-Y… un poco sí. En la familia de Gastón son todos artistas, actores, productores, escritores, músicos… Es un batallón realmente. Y ella es muy Pauls. Muy. Igual nada es inevitable en la vida, la prueba está en que a Nilo no le interesa para nada este ambiente. Sus gustos van por otro lado, la ciencia, por ejemplo, hace experimentos todo el tiempo. «Niño Buda» le decimos. Está muy metido su mundo. No le gustan las fotos ni la televisión. Si algún día me acompaña al teatro enseguida empieza, “me aburro, me quiero ir”… En cambio, Muna es puro entusiasmo cuando me acompaña a camarines, se maquilla, se mete en la prueba de sonido, ensaya, opina… Es un personaje.

-Da la sensación de que sos una madraza full time cuando no trabajás. ¿Es así?
-Sí. De hecho me cuesta muchísimo salir de mi casa. Incluso mi novio me dice: “dale, ¡salí un poco!”. Si fuera por mí, estaría todo el día ahí. Mi casa es un poco mi templo, mi refugio, la fui armando muy de a poco y después de muchos años de trabajo. Hoy tengo todo lo que necesito ahí: mi parque, mi huerta, mis perros, la casa del árbol donde juegan mis hijos, mis árboles frutales que me proveen de ciruelas, peras, higos, mandarinas, pomelos… Amo estar en el jardín, incluso en invierno, ya que tengo muchos fogoneros y me la paso haciendo fueguitos, invitando a amigos a comer…

-¿Te fuiste haciendo de muchos amigos en esa zona?
-Lo que pasa es que soy pilareña de toda la vida, mis papás se mudaron a Pilar cuando yo tenía tres años, mis dos hermanos nacieron ahí y todas mis amigas son del barrio. Todo mi mundo está ahí. Mi mamá vive hoy a pocas cuadras de casa, algo esencial ya que es mi gran ayuda con los hijos.

-¿Con Gastón Pauls comparten la crianza de los chicos?
-Sí, es plenamente compartida, él también vive por Pilar así que estamos muy conectados. Hemos armado una gran estructura, muy armoniosa y eficaz.

-Recién hablabas de tus inicios en el medio. ¿Te lamentaste en algún momento haber trabajado desde tan chica?
-No, pero sí me pregunto cada tanto que hubiese pasado si… La verdad es que no tengo recuerdos de no ser conocida. No te digo que no puedo caminar por la calle pero desde que tengo uso de la memoria, la mirada del otro siempre está.

«Muna  llegaría al medio como ‘la hija de Gastón Pauls y Agustina Cherri’ y la verdad es que me da mucho miedo como puede llevar toda esa carga»

-Imagino que por eso disfrutrás tanto de los viajes…
-Exacto. Mirá, en diciembre pasado me fui a Nueva York con una amiga. Hacía 10 años que no viajaba sin hijos y una constante de todo el viaje fue mi amiga diciéndome: “Agustina, ¡dejá de mirar a la gente!” (risas). Claro, acostumbrada a mirar siempre para abajo, allá empecé a hacer todo lo contrario, casi sin darme cuenta. Fue muy divertido. Volviendo a tu pregunta anterior, la verdad es que nunca me pasó nada malo en esta profesión. Hoy en día se habla tanto de los acosos que no puedo más que sentirme una afortunada total. Toda mi infancia fue muy sana en todo sentido. Fui una nena muy cuidada y mimada. Recuerdo que cuando fue el fenómeno de Chiquitas en el Gran Rex a mi mamá le recomendaron llevarme a una psicóloga. No sé bien por qué, pero ella siempre me decía que había hecho el cálculo de que había pasado más horas dentro de un estudio de televisión que en casa con mi mamá. Evidentemente tuve mucha suerte.

-¿Fue tu única vez en terapia?
-Fui una vez más, pero no enganché demasiado, le contaba sólo ciertas cosas, era medio un autoengaño.

-¿Con la separación no necesitaste de algún tipo de ayuda externa?
-No, tampoco. La verdad es que soy una mina que siempre charla mucho sus temas con amigas, familia, parejas…. Quizá tengo un quilombo padre en mi cabeza, pero por ahora no se manifestó… (risas). Fuera de broma, soy consciente de que me podrían haber pasado muchas cosas, hay miles de casos de actores jóvenes actores que terminan para la mierda. Supongo que el hecho de que mis viejos no tuvieran nada que ver con el medio ayudó. Llegaba a mi casa después de la televisión, las giras, los teatros llenos y era una más de verdad, que tenía que hacer sus tareas y ayudar en la casa como cualquiera de mis hermanos.

-¿Sos celosa con tus parejas?
-Sí, muy. Pero no del tipo posesivo, onda “¿qué hiciste anoche?”. Es algo más sutil, como que siempre celé mucho todo lo mío, mis cosas, mis espacios… Todo lo que signifique mucho para mí. Mi casa, por ejemplo, es intocable. Jamás me verás que hago una nota desde ahí. Tiene que ver con algo de privacidad, de espacio propio.

-¿Con tu actual pareja, el músico Tomás “Pepo” Vera, ya conviven?
-Sí, hace un año y medio. ¿Ves? Llevamos cuatro años de relación y recién a comienzos del año pasado decidimos dar ese paso. Todo fue muy paulatino, muy pausado y pensado.

-¿Sentís que estás más madura en el amor?
-Y… estoy más grande. Además, soy madre. Por eso creo que más allá del amor que siento por Tomás, hay algo de lo que pasó entre él y mis hijos que me terminó de conquistar del todo. Muy difícilmente podría estar con alguien que no se lleve del todo bien con ellos. Mejor dicho, sería imposible. Lo bueno en este caso es que fue un vínculo que se fue formando muy de a poco, de manera natural, sin apresurar a nadie. Para él también era un tema, amarme a mí pero también a mis hijos. Por suerte se dio de manera muy natural y hoy estamos todos muy felices juntos.

-¿Te gustaría ser madre con él?
-Sí, me encantaría. Es una idea muy presente. El año que viene quizá sea un buen momento…. De nuevo, no hay que apurar las cosas. Lo bueno siempre se toma su tiempo en llegar. Y hay que saber esperarlo.-

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