
«Yo sabÃa que para muchos hombres sólo era un par de piernas y tenÃa que ser el doble de fuerte. Me ponÃa las minifaldas más cortas, pateaba talones para subir al escenario y ahà arrancaba. Asà fui durante mucho tiempo, hasta que comencé a entender que el camino del afecto genuino es mucho más vital e importante».
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