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Para crear su propio emprendimiento, Georgina Aguirre recurrió a su propia herencia en materia gastronómica: su madre es cocinera profesional y su hermano, Esteban, chef-propietario de un restaurante en Mallorca, España. «Tantos años trabajando en empresas y viendo el mismo sandwichito de miga me llevó a pensar por qué no pensar otra propuesta para que desde el marketing se empiece a ver el servicio de comida como otra forma de comunicación», dice. «Llegué a un techo en mi trabajo y quería hacer algo donde no hubiera tanta política en el medio, sólo creatividad».

Desde su pequeño local de Beccar, hoy parte casi a diario un equipo provisto de mobiliario, gas, electricidad y cocina portátiles, además de un contenedor de alimentos variados, que le permiten ofrecer comidas según las expectativas de cada cliente.
Su cartera de consumidores incluye marcas reconocidas como Roche, Esso, Natura, CentralLab, General Motors y Avon, para las cuales prepara servicios informales, siempre relacionando la comida con el interés de la marca: «Para Natura elaboramos un menú con frutas y vegetales orgánicos; para General Motors, una propuesta bien masculina, que incluyó papas y arroz con leche».

A medida y según el perfil de la compañía contratante, puede abastecer comidas ricas y vistosas para cinco y hasta para cuatroscientas cincuenta personas.

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Sabores que son una fiesta
 

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