Luz

Frida Kahlo y Diego Rivera

En la Casa Azul del barrio de Coyoacán, en las afueras de México D.F., los aromas de la cocina inundaban el jardín. Allí vivieron en los años ‘40 Frida Kahlo y Diego Rivera. Lo cuenta en su libro Las Fiestas de Frida y Diego, Recuerdos y Recetas, la hija del pintor mexicano, Guadalupe.

Los amantes se casaron el 29 de agosto de 1929. La fiesta de bodas fue un despliegue de colores, tequila, mariachis y sabores. Ese día “Frida se dio cuenta de que la buena comida sería una parte importante de su vida. Los malos humores del maestro Rivera se esfumaban ante los deliciosos platos habituales en los hogares mexicanos”.

La sopa de ostras (ver receta) fue el toque refinado del banquete, servida a manera de entrada por la creencia mexicana de que los moluscos estimulan el apetito (tanto gástrico como sexual); y el menú nupcial se completó con preparaciones típicas del país. Frida terminó siendo una esmerada cocinera de las recetas preferidas de su Diego y fue la Casa Azul sitio de celebraciones sociales y religiosas, lo que hoy la consagró como un museo encantador e ineludible.