«Lo que compré no fue mucho, me dediqué más a mirar las combinaciones de colores, las texturas y las formas de los diseños de ropa y los adornos. Cada vez que viajo observo esos detalles para usarlos después para mis productos», señala. Pero también aprovechó la oferta gastronómica aunque no así la muy agitada vida nocturna. «Disfruté de todo lo que me ofrecieron durante el día, pero la noche la dejé para dormir o para relajarme en el spa. Esa fue la manera que elegí para divertirme en ese paraíso», concluye.»
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