“Me aburro fácilmente, necesito un hombre que sepa llevar mis tiempos, me armonice. Poder repartir con él las actividades domésticas y que de vez en cuando me espere con la comida hecha”, detalla. Con Jacques- un paulista por el que abandonó a otro paulista- funciona bien. “él sabe que soy como un pájaro: necesito volar para volver a casa”.
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