«Pasé la mayor parte de mis días, mirando a los dibujantes callejeros haciendo retratos a turistas, recorriendo sus sinuosas y empinadas calles, y comprando souvenirs y otro tipo de pequeños objetos de recuerdo. Además, cuando te detenés un minuto, al estar en una zona elevada, tenés una vista privilegiada de la ciudad, que es hermosa y cautivante».
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