Nuestro cuerpo es un organismo casi perfecto. Capaz de restaurarse a sí mismo, capaz de todo tipo de hazañas y capaz incluso de adaptarse a muchas agresiones exteriores. Así y todo -y como toda “maquinaria”- tiene sus límites y, tal vez, nada como la piel para decirnos cuándo estamos llegando al nuestro.
RSS
G Plus
Facebook
Twitter