Con el nacimiento de Allegra, Indiana tuvo sus momentos de locura, pero nada grave. Ahora, incluso, está en la etapa de pleno idilio: ama a su hermana, la ve y la quiere abrazar, darle besos… Todavía no la lleva a upa, pero sí me pide cargarla cada vez que se sienta. Se golpea las rodillas y me dice: “Acá, papá, ponela acá”.
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