Como vivo solo desde los 21, la verdad es que mi mujer ya me agarró entrenado: cocino, barro, plancho, lavo los platos y los pisos. Lo único que nunca aprendí, y ahora me niego a hacerlo, es a usar el lavarropas. No le paso ni cerca. Sí, ya sé que suena raro, pero es así.
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