Como a tantos chefs, a Fernando Golobek (30) el gusto por el oficio le llega desde la infancia. La cocina de su casa era un espacio más de diversión y, terminado el secundario, algo le dijo que jugar al juego que más le gustaba era su vocación y debía convertirse en su profesión.
Vivía en Bernal, en la zona sur del Gran Buenos Aires, por eso estudió en el Instituto Gastronómico del Sur, en Quilmes. “Luego terminé viajando a España, donde estuve algo más de un año. Volví al país, me quedé un tiempo y regresé a España, aunque siempre con la idea de retornar. Quería viajar, ganar experiencia, pero nunca estuvo en los planes establecerme afuera.”
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