«Cuando vine a Buenos Aires en 2009 no conocía a nadie ni tenía trabajo. Sólo contaba con mis ahorros, el apoyo de mis padres y las ilusiones de poder vivir de lo que me gustaba”, cuenta y acota: “Toqué muchas puertas
e hice todos los castings que encontré. Por eso no creo en los golpes de suerte».
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