«Cuando era adolescente me imaginaba a los 28 años casado, con hijos y ya establecido en alguna profesión. Pero hubo un quiebre en mí: dejé los entrenamientos de rugby, pasé de pesar más de 96 kilos, y de ser un gran músculo, a tener el cuerpo que tengo hoy gracias a clases de danza y expresión corporal».
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