Karina disfrutó en el emblemático Franz Kafka Café. “Recuerdo esta ciudad y sus múltiples castillos, museos, palacios y calles. Praga es para conocer en profundidad y a pie. Al Puente de Carlos, por ejemplo, hay que ir en distintos horarios y verlo envuelto en la neblina de la mañana y también con las luces de la noche”.
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