«En las relaciones me gusta ir despacio, quizá demasiado. La experiencia de vida me enseñó a ser más cauto a la hora de tomar decisiones y embalarme con una relación. Trato primero de conocer bien a una mujer antes de tirarme a la pileta. Es complicado. Lo cierto es que todavía me siento un peregrino de princesas sin castillo».
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