«La gente me pregunta por qué nunca uso corpiño como si detrás de esa decisión se escondiese una declaración de principios. Y no, la realidad es que toda mi vida la pasé entre chicos, fui criada en una ambiente de mucha testosterona y entre los varios rasgos de tomboy (“marimacho”) que tengo está el de andar por la vida así, sin ataduras de ningún tipo».
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