«Yo sabía que para muchos hombres sólo era un par de piernas y tenía que ser el doble de fuerte. Me ponía las minifaldas más cortas, pateaba talones para subir al escenario y ahí arrancaba. Así fui durante mucho tiempo, hasta que comencé a entender que el camino del afecto genuino es mucho más vital e importante».
Imagen anterior
RSS
G Plus
Facebook
Twitter