«Abracé a Adrián Suar en la ceremonia de los Martín Fierro porque sentía que
estaba en su casa y que era una desubicada si no daba el primer paso. ¿Si le pedí perdón? No. Simplemente le manifesté mi total cariño y su respuesta fue igual de tierna. Él me demostró que el respeto y el afecto estaban intactos”.
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