Ezequiel López Batista
La palabra restaurante nació en Francia, alrededor del 1500 y hacía referencia a los lugares ubicados a la vera de los caminos. Ahí se consumían alimentos “restauradores”, que permitían recuperar fuerzas a lo largo de las duras travesías.
Esta historia forma parte de un texto, mucho más largo y completo, que el comensal encuentra en las mesas del restaurante 4141. Hacia el final del escrito se deja constancia del espíritu que anima a este emprendimiento: “Nos gustaría que el hecho de estar aquí presentes sirva también como restaurador, no sólo en lo físico sino en lo emocional”.
Pero Ezequiel López Batista, su dueño y chef, supo tener otros planes. Radicado en la cosmopolita ciudad de Los Ángeles, tras lidiar tres años con la carrera de Ingeniería, que le encantaba pero a la vez lo agotaba, decidió hacer un impasse y buscar urgente un trabajo. Lo consiguió, estacionando autos en el restaurante francés Patina. Hasta que un día faltó alguien del ector de Postres; allí lo ubicaron y allí, finalmente, se sintió a gusto.
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