«Soy súper freak. Necesito tener siempre un cronograma, tengo horarios hasta para tomar alcohol, vomitar e irme de casa… ¡Porque planeo todo y no puedo relajarme! Cuando estuve embarazada anotaba en un cuaderno a qué hora le daba la teta a Helena, de qué lado, de qué color hacía caca… Tengo como cuatro libros de esos. Doy miedo».
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