El sol del Valle de Teotihuacan lo obligó a cubrir sus enormes ojos verdes con lentes. Lucho Jacob llegó hasta esta tierra ubicada a menos de una hora de viaje del Distrito Federal mexicano por recomendación de sus amigos. Las leyendas y misterios que encierran las imponentes pirámides del Sol y de la Luna- construidas hacia principios de la era cristiana- lo atrajeron.
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