Iván de Pineda
Instituto Fátima
Al igual que todos los convocados, Iván colabora con distintas organizaciones pero a la hora de elegir una, se queda -razones del corazón mediante- con esta escuela de Beccar, una de las pocas del país dedicada a asistir y educar a personas con sordoceguera (problemática visual y auditiva). Llegó hace dos años, invitado por un amigo, y desde entonces quedó vinculado para siempre a sus historias y problemas. “Intentá por un minuto hacer lo siguiente -dice mientras cierra los ojos y se tapa los oídos- No aguantás ni un segundo, ¿no? Bueno, eso no es ni una millonésima parte de lo que estos chicos y adolescentes -y sus familias- atraviesan todos los días y es por ello que me pareció tan importante ayudar, ya sea con donaciones, dando una mano en la construcción y difusión de su obra y sobre todo, acompañándolos e interactuando con ellos. El instituto fue creado a pulmón por dos padres de un chico sordociego y merece ser reconocido por todo lo que hace”.
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