Está en el foco: tapas de revistas y notas con imágenes robadas luego de largas guardias periodísticas. Sin embargo, Guillermina parece no participar de esa vorágine que genera por ser la pareja de Marcelo Tinelli. Como si la rodeara un microclima particular, el revuelo de los camarógrafos y la ansiedad de los periodistas por preguntarle sobre su vida privada apenas la perturban.
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