Gastón Yelicich
chef de Cuatro Mares
Nacido en Rivera, al Norte de Uruguay, Gastón cocinó “desde siempre”, explica con una sonrisa. “De niño, en casa. En la secundaria empecé a vender paté casero y un primo me invitó a cocinar en su bar. Así arranqué, tenía 17 años”, recuerda hoy. A los 18 buscó trabajo en Punta del Este, y entró “al Viejo Marino”. Junté plata y me fui a Europa”, detalla. En Portugal conoció a Martín Pittaluga, creador de La Huella; “volví a José Ignacio y comencé como jefe de cocina en Bajo el alma, su restaurante”. Hacía temporada y cada invierno viajaba al verano boreal para continuar su formación, cocinando junto a Fernando Trocca en New York, a Fergus Henderson en St. John´s en Londres, y en Mugaritz, en el País Vasco. En 2004 abrió Isla de Flores en Montevideo y su cocina empezó a tomar notoriedad. “Fue muy famoso porque era una esquinita en un barrio despoblado, teníamos la cocina abierta y algunos platitos. Era chiquito y simpático. Creció, nos fuimos a
José Ignacio y se empezó a poner muy sofisticado, y a mí no me gusta el stress del cocinero. No tengo pretensiones de estrellas Michelin”, reflexiona.
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