RIBEREÑA Y CANCHERA.
La casa en madera y vidrios repartidos, está emplazada a 200 metros de un arroyo y rodeada de naturaleza virgen. La escalera de acceso se sube y baja con control remoto. “Esa es la seguridad del lugar -explica sonriente su propietario- Cuando nos vamos a dormir la subimos y nadie puede acceder a la casa”.
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