-Sí, y creo por todo eso hoy estamos más fuertes y unidas que nunca. Nuestra gran pelea fue hace tres años ya y la verdad es que fue todo un quiebre. Yo no estaba bien, supongo que ella se asustó pero la verdad es que me sentí muy traicionada, no quería mediatizar el asunto. Mirá, si hay algo que aprendí de mi experiencia con las drogas es que lo mejor que uno puede hacer con el otro es no juzgar. Y lo aprendí a los golpes, porque me sentí juzgada por todo el mundo y en cadena nacional. Por eso, en tema drogas, a mi madre no la juzgo. Por supuesto que hablo con ella, pero en privado. Y una cosa más: que a una mujer le encuentren unos gramos de cocaína en su cartera no la convierte automáticamente en adicta. El tema está en que hacés con esa sustancia y qué hace esa sustancia con vos. Y ahí no hay reglas generales. Es algo muy personal y privado. Yo estuve ahí, en un verdadero pozo y la verdad es que todavía no sé como salí. Supongo que con voluntad. Y ayuda. Pero no todo el mundo puede hacerlo.
-¿Seguís con terapia?
-Sí, ya no de recuperación, pero sí de acompañamiento. Ese es el camino y no la televisión. Yo vi gente debatiendo en vivo sobre mi vida o la de mi mamá con una liviandad total. En el programa de Beto Casella, por ejemplo. Pero la televisión es así.
-¿Y aun así estás dispuesta a trabajar ahí?
-Hoy no lo hago. >>
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