Luz

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-Con este esquema, ¿no se genera cierta rispidez con los que eligieron quedarse en Europa?
-No, para nada. En lo personal, hablé con varios de los chicos que viven afuera y todos morían por jugar con Los Pumas. Pero son decisiones de vida, la mayoría de ellos tiene familia allá o contratos que cumplir. No es tan sencillo. En mi caso, por suerte, la decisión fue más fácil ya que en el momento de definirme no tenía obligaciones afuera.
-Pero en un plano potencial, digamos que perdiste plata…
-Si bien es cierto que Europa paga más, también lo es que la UAR hace un esfuerzo enorme por equiparar un poco las cosas. Mirá, en la balanza puse todo: el dinero, mis amigos, mi familia, la vida en el club, la posibilidad de jugar en Los Pumas y Jaguares y la verdad es que no tuve ninguna duda de lo que quería.
-No me nombraste a María, tu novia, entre esas razones. Te va a matar…
-(Ríes) Es que cuando digo mi familia me refiero a ella también. Hace once años que estamos juntos, imaginate si no será parte en mis decisiones.
-¿Es tu novia desde los 16?
-Sí, los dos somos de Punta Chica y fuimos juntos al colegio San Andrés. Ahí nos conocimos, éramos compañeros de banco.
-¿Cómo se hace para mantener una relación durante tanto tiempo, sobre todo siendo tan jóvenes?
-Se puede. Obviamente que no es fácil, en nuestro caso además se sumó el hecho de que a partir de los 18 y 19 años empecé a viajar mucho. Con los Pumitas, después con los Pampas XV, ahora con Jaguares y Los Pumas…  Ella es una genia, siempre me apoyó y cada vez que puede, se suma a los viajes.

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“El rugby está dejando el machismo de lado”
 

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