-El proyecto de Educando a Nina se demoró más de un año, ¿cómo manejaste el tema de la ansiedad?
-¡Uff! Si buscás la palabra ansiosa en el diccionario encontrás mi foto (risas). Fue tremendo, cuando me enteré de que se posponía me agarró una especie de ataque. Hoy con el diario del lunes me doy cuenta que valió la pena la espera. Pero no dudé, porque es un programa súper power. Fue un embarazo larguísimo, un pibe que nació y fue directo al jardín (risas).
-¡Y ahora sos una figura con todas las letras de Telefé! Hasta hiciste el institucional que anticipa la programación de este mes…
-¡Sí! (Risas). Está buenísimo que así sea, es un honor y juro que no esperaba tanto apoyo desde el canal. Pero creo que saben que tengo la camiseta puesta.
-¿Cómo le cae esto a Adrián?
-Lo ve demasiado importante. Me dice: ¿quién sos, Susana (Giménez)? y se ríe. Pero le gusta y está orgulloso de que yo tenga este lugar en la televisión. Él tiene la subjetividad de alguien que me ama y le gusta lo que hago, así que todo lo que me dice está teñido de amor. Es realmente pintoresco que sea la competencia directa con El Trece.
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