Lisandro Botti
Chef del Club del Progreso
Si uno desea cenar en un restaurante que reúna verdaderamente capítulos de la historia de Buenos Aires, el lugar es sin dudarlo el Club del Progreso. Ese histórico edificio fue construido en 1853 y tenía un propósito: brindar un espacio para los socios que buscaban intercambiar política, cultura y vida social con miras de prosperidad y auge de la Argentina. Todo acompañado de excelente cocina y gusto por la buena vida. Ese espíritu sigue intacto en cada salón y, sobre todo, en el sector del restó que ha sido renovado con equipo de cocineros. El clima del lugar nos zambulle de lleno en una época de esplendor. El edificio intacto conserva boiserie y pisos originarios, techo con lucarna vidriada, barandas de hierro, pasamanos de bronce, columnas dobles, arañas con caireles, cortinados de terciopelo y una entrada que en sus origenes fue para carruajes, lo que marca unos años verdaderamente dorados. Hoy toda la impronta del lugar se sigue reflejando en la cocina, comandada
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