La legendaria habitación estaba perfumada para la ocasión y en cada rincón se sentía el aroma del grano maduro. Allí había también brillantes, diamantes que adquirían un brillo peculiar gracias al sol que invadía la estancia.
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La legendaria habitación estaba perfumada para la ocasión y en cada rincón se sentía el aroma del grano maduro. Allí había también brillantes, diamantes que adquirían un brillo peculiar gracias al sol que invadía la estancia.
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